Con la desconexión de las últimas tres centrales nucleares de Alemania el 15 de abril se consumará un objetivo largamente perseguido por el ecologismo, pero ello se produce en un momento complejo, con los precios de la energía disparados y dudas sobre el desarrollo de las renovables.
Los defensores del apagón
El principal argumento de los Verdes, el partido identificado con el emblemático "Atromkraft? Nein, danke!" -"¿Energía atómica? No, gracias"-, es que en caso de accidente la catástrofe es incontrolable. Se amparan no solo en el caso de Chernóbil (Ucrania), en 1986, sino en que algo así puede ocurrir en un país altamente tecnificado como Japón, como demostró Fukushima, en 2011. O en la situación de la ucraniana Zaporiyia, la mayor planta europea, ocupada por las tropas rusas.
El impacto del accidente en la planta nipona hizo a la entonces canciller, Angela Merkel, doctora en Ciencias Físicas, revertir su decisión de ampliar los plazos al apagón para recuperar el calendario acordado en 2002 por el socialdemócrata Gerhard Schröder, con los Verdes como socios.
Los partidarios de una reserva atómica
Hasta 2021 existía un consenso en torno a un apagón que se daba por sentenciado. El adiós a esa fuente de energía se había acordado bajo un gobierno roji-verde y se mantuvo bajo sucesivas coaliciones, de liderazgo conservador o socialdemócrata, con los liberales o con los ecologistas.
Las dudas actuales se derivan de que el adiós llega cuando la energía es el principal quebradero de cabeza de la clase política y del ciudadano. Al inicio de la invasión de Ucrania siguió una reducción acelerada de la dependencia energética alemana respecto a Rusia.
Fue preciso buscar alternativas más caras al gas ruso e invertir en terminales de gas natural licuado (GNL). La factura eléctrica se disparó y surgieron las dudas sobre la seguridad futura en caso de nuevas crisis globales.
El Partido Liberal (FDP), el tercer socio del tripartito de Olaf Scholz, defiende la necesidad de dejar las centrales al menos como “reserva”, para eventuales crisis futuras. La oposición conservadora tacha de obstinación la férrea defensa de los Verdes del adiós en este momento.
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