De todos es sabida la manía de los políticos de utilizar el precio de la energía para sus intereses electoralistas. Precisamente el uso y abuso de esta praxis es la que nos ha llevado a la actual situación de los precios de la energía y, en concreto de los de la luz. Una práctica habitual que no sorprende a nadie. Lo malo es que esa mala costumbre se convierta en moneda de curso común, como está ocurriendo en la actualidad. La impresión es que nadie tiene ni la más remota idea de lo que pueda ocurrir con los precios de la energía, pero todos –absolutamente todos- se convierten en auténticos gurús y lanzan sus previsiones sin ningún pudor, creyéndose –también absolutamente todos- que están en posesión de la verdad y tratan de una u otra forma de “manipular” al mercado.
Los primeros en desmelenarse han sido las organizaciones de consumidores que, desde un inicio se han mostrado muy críticas con la reforma y el precio voluntario al pequeño consumidor (PVPC), por entender que es complejo y despistará al usuario. Por supuesto, rechazan las ofertas de precio fijo anual, y apuestan por el mercado libre, como ha hecho la OCU. Precisamente desde esta agrupación, aseguran que en junio se ha producido una fuerte subida y, si se mantienen los precios –junio ha cerrado en torno a 51,66 euros/MWh- los clientes con la tarifa regulada (PVPC) sufrirán un encarecimiento de la energía de casi un 8%. Como conclusión, la denuncia que “la incertidumbre de la evolución del precio de la luz para los clientes con la tarifa oficial (PVPC) será total” a partir de ahora.
El consejero delegado de Gas Natural Fenosa, Rafael Villaseca, también consideraba que en el primer trimestre del año los precios de la electricidad "han sido extraordinariamente bajos" por circunstancias relacionadas con la meteorología "que no deberían repetirse" en los próximos meses. El directivo advirtió de la "dificultad" de prever la evolución de los precios eléctricos con el nuevo mecanismo de revisión implantado por el Ministerio de Industria, en el que la facturación se realiza a partir de la media de mercado corregida por perfiles de demanda en el periodo de consumo, por lo que, dada la volatilidad del mercado eléctrico “que a nadie le sorprenda no saber qué va a pasar con los precios este verano”. Por ello, apostó por “una mayor liberalización del mercado”.
Precios más bajos
El más optimista de todos –es lógico- fue el titular de la cartera de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. El ministro no quiso pronunciarse sobre los malos augurios de las organizaciones de consumidores, y optó por la prudencia al señalar que hay que esperar a que transcurra el mes y los dos siguientes para ver si la tarifa del tercer trimestre está por encima, por debajo o es igual a la del primer y segundo trimestre, ha indicado. No obstante ha precisado que lo importante es ver cómo evoluciona a lo largo de todo el ejercicio y, en ese sentido, no dudo en asegurar que “el precio de la electricidad en el conjunto de 2014 será inferior al que hubo en 2013”.
Como se ve, opiniones para todos los gustos. Pero la única receta eficaz para atajar la raíz del problema y acabar con el problema es sustituir el intervencionismo por el libre mercado. Dicho de otro modo, que los consumidores y no los políticos decidan libremente qué energía producir y a qué precio, porque el Estado ya ha demostrado de forma fehaciente a los largo de los años su nula capacidad para gestionar algo tan esencial como la energía. Por tanto, que se dejen de elucubraciones y dejen hablar al mercado.
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