El Centro de Control de Energías Renovables cumple este mes 15 años vigilando para que esas instalaciones, que dependen de factores ajenos a la voluntad humana, como el aire o el viento, no rompan el equilibrio del sistema eléctrico, que garantiza que todo el consumo eléctrico que se produzca será atendido.
El Cecre se gestiona desde la sala de control de Red Eléctrica de España (REE), operador del sistema eléctrico español.
La sala es un amplio espacio en cuyo extremo izquierdo se encuentran los mapas y curvas en los que se observan los desvíos que puede haber entre la generación y la demanda respecto a las previsiones que ha hecho REE para ese día, y desde el operador del sistema se dan las órdenes a los generadores para cubrir los imprevistos que pueden surgir por causas no predecibles y que ocurren en el día.
El Centro de Renovables entró en operación en 2006 y fue el primer centro en el mundo diseñado específicamente para la integración segura y eficiente de las energías renovables en el sistema eléctrico, lo que convirtió a España en el primer país con todos sus parques eólicos conectados a un centro de control.
El Cecre comenzó supervisando las 448 instalaciones eólicas existentes entonces, frente a las más de 3.200 plantas renovables de diferentes tecnologías que vigila en la actualidad.
Además, ahora integra el triple de producción eléctrica renovable que antes de entrar en funcionamiento, 1.338 teravatios hora (energía que podría abastecer la demanda de la UE durante cinco meses) frente a los 41.148 gigavatios hora con los que comenzó.
El director de Operación de REE, Tomás Domínguez, afirma que el Cecre "ha sido una herramienta fundamental para la integración segura de renovables en el sistema eléctrico español", que es lo que permite "el máximo aprovechamiento de unos recursos primarios que son autóctonos y no emisores de CO2".
Explica que esa vigilancia del centro permite que en ningún caso el incremento del volumen de generación, que en el caso de las renovables es muy variable al depender del viento o el sol, ponga en peligro el equilibrio que tiene que haber en el sistema entre generación y demanda.
El objetivo es que se siga cubriendo el consumo total del sistema, pese a que la generación variable de la eólica y la solar no siempre produzca.
El equilibrio tiene que ser instantáneo y se tiene que mantener siempre en tiempo real, según explica Tomás Domínguez, que señala que el Cecre "es fundamental para conseguir ese equilibrio real permanentemente en nuestro sistema eléctrico pase lo que pase con la producción renovable, que no depende de nuestra voluntad, sino del recurso primario (viento, sol) que tengamos en cada momento".
De cara a vigilar la intermitencia que caracteriza a las energías solar (que solo produce unas horas al día) y eólica (que aunque en principio no tiene limitación de horas sí se ve afectada por factores estacionales), Domínguez dice que es fundamental tener muy buenos modelos de previsión para saber con qué disponibilidad de producción eólica y solar fotovoltaica se va a contar en las próximas horas para poder operar con seguridad y en equilibrio el sistema.
Domínguez señala que la electricidad tiene el problema de que no se puede almacenar en grandes cantidades y en este momento los volúmenes que se pueden almacenar en baterías son pequeños.
La forma de almacenar energía en el sistema eléctrico históricamente ha sido a través del denominado bombeo hidráulico, consistente en pasar agua de un embalse a otro de una central hidroeléctrica para almacenarla y soltarla en el momento en que sea necesario generar la electricidad.
Tomás Domínguez ha señalado que en el futuro, dado el incremento de potencia renovable instalada en el sistema que habrá, disponer de almacenamiento, bien sea bombeo o baterías si éstas llegan a almacenar grandes cantidades de energía, será "crucial" para mantener el equilibrio dinámico entre generación y demanda permanentemente.
El Cecre afronta ahora el reto de hacer frente a la integración de toda la energía renovable que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) prevé hasta 2030, 59 gigavatios (GW) adicionales.
Ya en lo que va de 2021, la generación renovable ha representado más de la mitad (53,4 %) de toda la producción eléctrica peninsular y el 30 de enero de este año las renovables alcanzaron su máxima aportación al sistema desde que hay registros, al llegar a suponer el 72 % del total de la generación de ese día.
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