La cuerda que tensa la relación entre la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados y Fernando Marti, presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), para que éste comparezca y dé explicaciones sobre el futuro de la central de Garoña o el cementerio nuclear, está a punto de romperse.
Según fuentes cercanas, todos los grupos parlamentarios, excepto el PP, aprueban el cese de sus funciones. La última excusa, un viaje a Viena de última hora, sin haber estado programado previamente, ha colmado el vaso de la paciencia de los diputados.
Ya lo dice el refranero español que quien avisa no es traidor y los diputados estaban avisando desde hace días. La actitud de Marti la han llegado a calificar de "tomadura de pelo, de pitorreo". De hecho, llevan solicitando su comparecencia desde febrero pasado sin conseguir más que el pasotismo o la indiferencia del gestor.
Si Marti tenía miedo, como nos decían algunas fuentes, “a que se apruebe por parte de la Comisión de Industria su cese, y debe agarrarse a la silla hasta que el PP decida qué hacer con la central nuclear de Garoña", ahora parece que su pesadilla se ha hecho realidad.
¿Qué consecuencias trae esa decisión? Algunos expertos señalan que las consecuencias son pocas: "La inestabilidad política de estas semanas, a falta de unos días para disolver las Cortes, con poco margen para llevar a cabo las decisiones que se tomen y un Gobierno del PP en funciones, que cuando quiere es Gobierno y cuando no quiere dice que está en funciones, lo esperable es que paralicen ese cese. Pero aún así, se debe de pedir, ha intentado por todos los medios evitar su obligación de comparecer ante el Congreso hasta saber qué iba a pasar con esta Legislatura".
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios