No es ningún secreto que la mayoría de las islas paga un precio más alto por la electricidad, salvo como España, donde los costes extrapeninsulares -alrededor de 900 millones- sostienen los sobrecostes, repartiéndose a partir de este año entre los Presupuestos Generales del Estado (50%) y los peajes vía tarifa (50%). En cualquier caso, desde las Bermudas a las Fidji, el coste de la electricidad es más caro y sorprendería a más de uno. (Ver gráfico )
Para la mayoría de las economías insulares, no resulta tan fácil cambiar los combustibles fósiles importados por la generación a partir de renovables, incluso con una perspectiva a la vista de disfrutar de un más alto nivel económico.
El reto de llevar la electrificación a las islas donde la gente vive sumida en la pobreza energética, como Vanuatu, es muy diferente que aumentar la penetración de renovables en las islas donde ya hay una red eléctrica en funcionamiento, como ocurre en las Bermudas. En ambos casos, sin embargo, el reto fundamental es abordar las necesidades de un mercado local con una tradición de combustibles fósiles y subsidios arraigados.
La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) va a tratar de movilizar 500 millones de dólares para instalar 100 megavatios de energía solar y 20 megavatios de otras energías renovables en las islas de todo el mundo. Lo más importante, es la inversión en la construcción de capacidad de generación para dotar a las islas de experiencia técnica y financiera y convertir las energías limpias en una realidad.
IRENA está trabajando en muchos aspectos del espectro de renovables, desde los paneles solares y la calefacción de agua caliente solar para los centros turísticos en el Caribe hasta la electrificación rural en las islas del Pacífico.
En las islas remotas del Pacífico, muchas de las cuales tienen un gran potencial solar, la atención se centra en la formación de emprendedores y la asociación con instituciones financieras locales, de acuerdo con la presentación de Yao Zhao, un asociado a la Iniciativa de IRENA para fomentar un entorno propicio para el despliegue de energías renovables em los pequeños estados insulares en vías de desarrollo.
En la zona rural de Vanuatu, la electricidad solar ha sido la primera aplicación. En lugar de pagar por el queroseno, los pobladores pagan de 1,50 a 3 dólares a la semana durante tres años para que la luz sea producida con paneles solares y se pueda recargar en una estación central de carga gestionada por un contratista local. El proyecto requiere de cero subsidios y fue financiado con 40.000 dólares de inversores privados a través de una estructura de business angels.
Más de 20 personas han sido entrenadas, y la organización está ofreciendo algo más que luz. Los paneles solares se utilizan también para máquinas eléctricas que sirven para rallar la yuca, una tarea laboriosa a la que muchas mujeres dedican bastantes horas a la semana. Un molino de 400 W de energía solar con varios accesorios, se utiliza para rallar o cortar diversos alimentos básicos, como la yuca o para hacer bocadillos con chips de plátano y coco rallado para vender en los mercados.
IRENA se centra ahora en diversas comunidades similares a través del Pacífico, con agendas de trabajo para fomentar la construcción de instalaciones de energías renovables en 15 archipélagos.
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