Petróleo & Gas

El desplome del petróleo amenaza a los productores de 'shale oil'

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La caída del precio del petróleo se acentúa. El precio del West Texas (WTI) descendió este lunes un 4,24 % hasta los 63,05 dólares el barril, en los niveles más bajos en cinco años, confirmando la tendencia a la caída de los valores del crudo que se mantiene desde  el pasado mes de junio. Entre otras razones, los analistas atribuyeron el descenso al efecto de la decisión de Arabia Saudí de rebajar el precio del petróleo que vende en EEUU, que vive un fuerte impulso en la producción de crudo no convenciona, y a los últimos informes de los analistas. El barril de Brent, por su parte, cerró en el mercado de futuros de Londres en 66,19 dólares, un 4,17% menos que al término de la sesión anterior.

El comportamiento, tanto en uno como en otro caso, tiene mucho que ver con la presión vendedora que han añadido los informes de Morgan Stanley y JP Morgan. El informe más demoledor es el de Morgan Stanley que, en el peor de sus escenarios, prevé recortes del precio del crudo hasta 43 dólares en el segundo trimestre de 2015. En un panorama más realista, esta casa de análisis estadounidense pronostica que el Brent terminará 2015 en 70 dólares por barril. Un año más tarde, en 2016, considera que retomaría los 88 dólares.

JP Morgan es más moderado e indica que el precio del petróleo seguirá cayendo a corto plazo. Sin embargo, indica que la falta de acuerdo sobre un posible ajuste de la producción junto con el lento crecimiento de la economía mundial podría provocar nuevas caídas que situarían el precio del Brent en hasta los 70 dólares por barril en el primer trimestre de 2015. En cualquier caso, estas previsiones poco tienen que ver con las que se conocieron la semana pasada y que apuntaban a un precio medio del barril de Brent de 82,5 dólares para 2015, según un sondeo realizado por Reuters a 31 expertos.

El desplome del precio del petróleo empieza a recordar en Wall Street al preludio del estallido de la burbuja tecnológica, hace 15 años. Esta vez las víctimas de su propio éxito pueden ser los jóvenes productores que emergieron durante los últimos años con el renacer energético de Estados Unidos, gracias al_ fracking_ o fracturación hidráulica. Un precio inferior a los 70 dólares (56 euros) el barril pone en jaque la supervivencia de los pequeños y favorece a los más grandes.

Alarma entre los pequeños productores

La caída del precio del crudo es una buena noticia para el consumidor, pero la fuerte volatilidad en el mercado de la energía plantea serios problemas a los cientos de productores de hidrocarburos no convencionales en EE UU. Los yacimientos de referencia para los analistas son Eagle Ford y Permian, al sur de Texas, y Bakken, en las montañas de Dakota del Norte. El primero, como indican algunos analistas financieros, sigue siendo rentable a los precios actuales. En los otros dos, por el contrario, se ha encendido ya la luz de alarma.

La decisión de la OPEP de mantener la producción intacta hizo temblar a los productores en los yacimientos de Dakota del Norte. El petróleo es muy fácil de extraer del suelo en Arabia Saudí, donde pueden soportar un precio del barril a 10 dólares para ser rentables. En Alaska, las petroleras pueden tolerar precios a 40 dólares. En Canadá, hasta 50 dólares. Sin embargo, la situación se complica cuando se baja al sur de EE UU. El nivel de rentabilidad medio en Bakken y Permian ronda los 40 y los 70 dólares dependiendo del productor y de la zona de extracción, mientras que en Eagle Ford pueden tolerar que baje a los 60 dólares. Lo que está por ver es cuánto tiempo tiene que pasar a estos niveles para que se produzca una reducción en la actividad de extracción de crudo en estas áreas clave.

El desplome del l petróleo empieza a recordar en Wall Street al preludio de crisis anteriores.

Los expertos anticipan seis meses de volatilidad como mínimo en el mercado del petróleo, porque hay un exceso de capacidad evidente. Es algo que señaló también la Agencia Internacional de la Energía en su último informe anual. Solo en los yacimientos de Eagle Ford hay cerca de 200 operadores, muchos de ellos independientes de las grandes petroleras, que pueden empezar a tener problemas de liquidez si la situación se prolonga.

Uno de los detalles en los que se fijan los analistas, por eso, es el nivel de deuda que acumularon estas compañías para poder dar vida a los proyectos de extracción. Según publicaba hace unos días el diario El País, Deutsche Bank da por hecho que el precio del West Texas puede bajar aún hasta los 60 dólares y Bank of America ve posible incluso que se acerque a los 50 dólares. Pero en ambos casos, más allá de un precio concreto, coinciden en que habrá volatilidad durante cuatro o cinco años.

Un plazo demasiado largo para el presidente de Repsol, Antonio Brufau, quien el pasado viernes se pronunciaba por un cambio de tendencia más o menos inminente. Para Brufau los actuales niveles del precio del petróleo “volverán a recuperar parte de la senda perdida cuando se vea afectada la rentabilidad de ciertos tipos de explotación de crudo”, en clara alusión al shale oil. De hecho citó informaciones que indican que ha disminuido el número de licencias de perforación en Estados Unidos en yacimientos de petróleo shale y dijo que “dentro de poco tiempo la producción será menor que la que hubiese sido a un precio más estable”.

Un pulso crítico

La OPEP ha dejado claro que no quiere hacer sola el trabajo de dar estabilidad al precio del petróleo, especialmente Irán y Arabia Saudí. La cuestión es hasta qué punto EE UU y Canadá están dispuestos en esta situación a ayudar a equilibrar el mercado o a rebajar la tensión. EE UU está cambiando por completo el equilibrio de fuerzas en el tablero de la energía. El recorte en las importaciones de crudo durante los últimos años equivale a la producción combinada de Arabia Saudí y Nigeria, según Citigroup. El ritmo al que avanza la producción de hidrocarburos en el país hará que su balanza comercial energética tenga superávit en 2018.

La reflexión de los analistas es que la OPEP tiene cada vez menos sentido limitada a 11 miembros, y controlada por los saudíes. Una opción para mantener su relevancia pasaría por integrar a Rusia, que también sufre esta situación. La esperanza en Wall Street, señalan desde Nomura, es que el modelo de los productores de shale se muestre más resistente ante la última jugada del cártel. La batalla está servida y habrá que esperar a ver quién tiene mayor capacidad de resistencia.

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