Los hogares británicos en zonas donde se permita la extracción de hidrocarburos por fractura hidráulica recibirán una compensación económica, según un plan anunciado por el Gobierno del Reino Unido.
La primera ministra, Theresa May, ha avanzado que prevé pagar directamente a los ciudadanos una proporción de los beneficios obtenidos con los impuestos sobre el "fracking", mientras que el Ejecutivo anterior planeaba entregar esos fondos a las autoridades locales de las áreas afectadas.
El proyecto, que está en fase de consultas, significaría que cada familia podría recibir entre 5.000 y 20.000 libras (de 5.850 a 23.400 euros).
May, que asumió el cargo en julio, apuntó que el mismo modelo podría ser aplicado a otros ámbitos, como en los impuestos sobre nuevos desarrollos inmobiliarios, cuyos beneficios irían a parar personalmente a los residentes en lugar de a los ayuntamientos.
"El Gobierno que lidero estará siempre guiado por el interés de la mayoría de familias ordinarias, para las que la vida es más dura de lo que muchos políticos piensan", afirmó la primera ministra en un comunicado.
"Este anuncio es un ejemplo de cómo poner esos principios en acción. Se trata de asegurarse de que la gente se beneficia personalmente de las decisiones económicas que tomamos, y no solo los ayuntamientos, para que puedan retomar el control de sus vidas", agregó.
El exministro de Economía George Osborne anunció en noviembre la creación de un fondo para el "fracking" al que irán a parar el 10% de los impuestos obtenidos a partir de la actividad del sector de la fractura hidráulica en el Reino Unido.
Esa partida, que se calcula que alcanzará unos 10 millones de libras (11,7 millones de euros) para cada una de las comunidades donde se permita la excavación de pozos, es la que May propone repartir entre los ciudadanos.
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