El Gobierno 'esconde' sus grandes errores en energía en el balance de la legislatura

Ya ha finalizado la legislatura del Gobierno de Mariano Rajoy. Una legislatura que en el ámbito del sector energético marcará un antes y un después, ya sea para bien o para mal. Porque en estos cuatro últimos años, los españoles han vivido un auténtico tobogán, una revolución que no ha dejado a nadie indeferente, ni a las empresas ni a los consumidores.

A decir verdad, el Gobierno entró con mal pié en el sector. Lo primero que hizo fue intervenir el mercado de la electricidad. Sí, ya sé que algunos no se acuerdan, pero el PP, el partido liberal por antonomasia, lo primero que hizo fue intervenir el precio de la luz porque no le gustó lo que dictaba el mercado. Ahora ya nadie se acuerda de esto pero no sirvió para nada. Solo para quedar bien consigo mismo, y hacer un guiño a la sociedad.

Pero esta legislatura de Mariano Rajoy, con el ministro José Manuel Soria, como su delfín, y el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, como brazo ejecutor, se ha saldado con la mayor reforma energética que se recuerda. Se pusieron como principal objetivo acabar con el déficit de tarifa. Algo, que a decir verdad, lo han conseguido. El problema es el cómo.

Tanto Soria como Nadal se jactaron a decir durante 2012 que la reforma del sector eléctrico sería muy dura y que se repartirían los esfuerzos tanto por las empresas, como por los ciudadanos como por la Administración. No se pone en duda lo que ha costado la reforma a las empresas, tanto a las grandes eléctricas como a las renovables, pero el esfuerzo de la Administración todavía está por ver. A lo mejor se refería a que una reforma de este calado puede hacerle perder el Gobierno en las elecciones del 20D. Pero quién sabe.

**El Periódico de la Energía **ha querido ver el documento del Gobierno en el que resume lo que ha sido la legislatura. Cabe decir que ha dedicado dos páginas del documento a la reforma energética, una para alabar la reforma y algunos de sus resultados, y otra con un gráfico que está realizado con bastante interés.

Déficit eléctrico

Vayamos por partes. Según el Gobierno, "se han estabilizado los sistemas energéticos desde el punto de vista financiero y se ha eliminado el déficit de tarifa (deuda de 26.000M€), estableciendo mecanismos que eviten que se vuelvan a producir desequilibrios. En 2014 y 2015 por primera vez tras 10 años el sistema eléctrico estará en superávit".

Probablemente este sea su mayor logro. Pero conseguido gracias al esfuerzo de los demás, sobre todo de los agentes del sector y también de los consumidores. Ya no hay déficit eléctrico. Es más, hay superávit y en buena cantidad. Algo que el Gobierno ha llegado a utilizar para bajar el precio de la luz este agosto. Pero este superávit no ha llegado hasta 2014.

Los años anteriores, 2012 y 2013, el sistema eléctrico arrojó déficit que llegó a alcanzar los 30.000 millones de euros. Con un agujero de este calibre, el Gobierno entró en el quirófano para cortar de raíz el problema y lo solucionó a base de recortes. El tijeretazo fue de tal calibre que en dos años pasó de generar más de 5.600 millones de déficit a un superavit de 200 millones, a la espera de conocer la liquidación final del año pasado.

En el capítulo de recortes cabe destacar el hachazo a las renovables. De esto no se ha acordado el Gobierno en su resumen de la legislatura. El recorte de más de 3.000 millones hizo que se presentaran más de 350 demandas en el Tribunal Supremo. Por no hablar de las más de veinte demandas de arbitraje internacional que inversores extranjeros han interpuesto en distintas cortes de arbitraje, sobre todo en el Ciadi.

También hay que decir cómo los recortes llegaron también a las eléctricas que han visto sufrir sus negocios en España, sobre todo en materia de distribución y generación con el nuevo impuesto.

Precios

El Gobierno dice en otro de los puntos que "los precios de todos los productos energéticos terminarán la Legislatura por debajo de como la empezaron. El precio de la electricidad se ha estabilizado y ha comenzado a descender durante los últimos dos años tras haber estado subiendo sistemáticamente cada mes durante los últimos 8 años".

El Gobierno saca este gráfico en el que no cuenta toda la verdad. Sobre todo si se fijan en la fiebre de color rojo y que luego pasa a ser azul. Además, el Gobierno, no pone cómo se está desarrollando el mercado de la electricidad en 2015, un año que en comparación con 2014 está subiendo.

El documento del Ejecutivo señala que "la reforma eléctrica ha protegido a los consumidores, en especial a las familias. Se ha implantado el Precio Voluntario del Pequeño Consumidor, la facturación horaria, el despliegue de contadores inteligentes, la simplificación o la clarificación de la factura".

Es cierto que aunque más tarde de lo previsto, el Gobierno ha aprobado la facturación horaria, y ha intentado simplificar la factura, aunque a decir verdad eso no ha calado entre los consumidores que siguen sin entender por qué el precio de la luz es uno de los más caros de la historia.

Tampoco es cierto que el Gobierno haya protegido a los consumidores, sobre todo a los más vulnerables. No ha tomado ninguna decisión en los años más duros de la crisis con aquellos usuarios a los que se les ha cortado la luz o el gas. En pobreza energética, el Gobierno no ha movido un dedo. Y por cierto, el PVPC por mucho que lo quieran esconder sigue siendo una tarifa regulada.

Eficiencia

El Gobierno asegura que ha impulsado la eficiencia energética. "Se ha creado el Fondo Nacional de Eficiencia Energética. Las medidas de eficiencia supondrán un ahorro equivalente al consumo de los hogares durante todo un año". Tanto como haber impulsado la eficiencia, el Gobierno ha realizado más bien poco. Como prueba el ultimátum que Bruselas le ha dado para que profundice en dos directivas sobre eficiencia.

Además, que casi todas las empresas que tuvieron que aportar dinero al Fondo de Eficiencia Energética recurrieran la normativa ante el Supremo deja entrver que la decisión no ha sido la más acertada para mejorar en este aspecto. Además, esta semana se ha conocido que el Gobierno ha tenido que devolver más de 35 millones a las más perjudicadas: Repsol, Cepsa e Iberdrola.

Reforma gasista

Otra de las medidas que ha tomado el Gobierno en esta legislatura es la "reforma del sector gasista, para garantizar su sostenibilidad económica y financiera, dando solución a su incipiente déficit de tarifa y favoreciendo la estabilización de los precios". Este fue uno de los grandes aciertos del Gobierno, ya que en poco tiempo consiguió poner de acuerdo a los agentes del sector a la hora de recortar los distintos negocios. El objetivo de acabar con el déficit parece haberse logrado.

En cuanto al precio de la bombona de butano, el Gobierno asegura que se "ha frenado su escalada de los últimos años e incluso en 2015 ha comenzado a descender, aprovechando la bajada de la materia prima y una vez que se ha eliminado el déficit. En lo que llevamos de año 2015 el precio ha descendido más de un 27%". Estos datos son ciertos, pero no puede un Gobierno achacarse esta bajada de los precios cuando la competencia sigue siendo la misma, es decir casi nula, y se trata, para la gran mayoría, de un precio regulado, marcado por el devenir del precio de la materia prima.

Carburantes

Moncloa afirma que se han implantado "medidas para fomentar la competencia y transparencia en el mercado de carburantes, limitando el crecimiento de los operadores dominantes en el mercado minorista y reforzando la supervisión". Se trata de una valoración escasa de lo que realmente ha ocurrido en este país con los precios de las gasolinas. La supervisión realmente ha sido bastante nula. Mientras el precio del petróleo ha caído fuertemente, esto no se ha trasladado al precio final de los carburantes.

Ha habido grandes discusiones entre las petroleras, los consumidores e incluso el propio Gobierno o la CNMC. Se han dicho de todo, menos bonito. Y verdaderamente, este sector está lejos de tener una competencia verdadera. Hay muchas dudas sobre el comportamiento de unos y otros y los consumidores mientras tanto pagan el desaguisado.

Interconexiones

"El Gobierno ha reforzado las interconexiones eléctricas que son clave para reducir los costes del sistema eléctrico, favorecer la integración de más generación renovable y mejorar la calidad y la seguridad de suministro". Este es uno de los puntos a favor de la reforma energética. Pero solo se ha puesto la primera piedra. El camino es muy largo, España sigue siendo una isla energética y habrá que ver si en el futuro los proyectos tanto eléctricos como de gas se hacen realidad.

Y hasta aquí da de sí la reforma energética del Gobierno. O por lo menos para el propio Ejecutivo. Durante estos años han sucedido muchas cosas que no son tan buenas, y que por ello el Gobierno las silencia, pero son igual de importantes.

Por ejemplo, tras cuatro años no ha tomado decisión alguna de qué se va a hacer con Garoña y la nuclear en el futuro. Se tomó la penosa decisión de indemnizar a ACS en el escándalo de los terremotos del almacén de gas Castor, y encima a costa de todos los consumidores de gas (unos 1.400 millones).

Otra de las cosas que el Gobierno también se ha olvidado de decir en su resumen es el pasotismo con el carbón. No ha dado una solución a la minería, ni para bien ni para mal. Como dicen los sindicatos, la está dejando morir.

Tampoco ha recordado en este documento la que se ha liado con el decreto de autoconsumo. También se ha dejado en el tintero el lío con la subasta de interrumpibilidad que dejó fuera a Inovyn Solvay este año y que ha sido tan criticado por algunos partidos de la oposición.

Por no hablar del escándalo que se ha montado este año con los dichosos informes de las consultoras con los que supuestamente hizo el recorte a las renovables y que finalmente no optó por ellos.

Tampoco recuerda el revuelo que se formó en Canarias con las prospecciones de Repsol, o las duras críticas que ha recibido por favorecer el desarrollo de exploraciones petrolíferas en alta mar o en tierra con el fracking. Una decisión que no es mala para el devenir de la economía española, muy dependiente del petróleo, pero que el Gobierno no ha sabido tratar con la suficiente entereza.

Probablemente no estén todas las decisiones del Gobierno en materia energética, pero lo más notable de toda la reforma es que el Gobierno prácticamente no ha contado con nadie. Ha cogido el toro por los cuernos y se ha aventurado solo. Es por ello que haya recibido tanta crítica. De inmovilismo no se puede tachar esta legislatura que probablemente haya sido la que más normativa haya aprobado, eso sí a base de decretazos.

Lo que esperan los ciudadanos es que para la próxima se les tenga más en cuenta, y si de paso, son capaces los partidos políticos de firmar un pacto de Estado en esta materia, pues eso que ganamos todos.