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El ICO sigue los pasos del BEI para convertirse en un banco climático

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La banca marca tendencia. Desempeña un papel clave en la lucha contra el cambio climático y cuando decide donde poner su dinero, todo se mueve. Y eso ya está ocurriendo. El primero que ha anunciado su giro hacia la economía verde y las finanzas sostenibles ha sido el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que dejará de financiar proyectos ligados a los combustibles fósiles a partir de 2021, incluido el gas natural, lo que apuntala la estrategia europea contra el cambio climático.

https://elperiodicodelaenergia.com/el-bei-se-convierte-en-el-gran-banco-climatico-cortara-el-grifo-a-los-combustibles-fosiles-desde-finales-de-2021/

No será el único.  El ICO quiere seguir sus pasos junto a otros bancos nacionales europeos de promoción, "El objetivo del ICO es seguir el modelo de transformación del BEI en el horizonte 2030, de hecho ya uno de nuestros objetivos prioritarios es identificar y financiar proyectos sostenibles", ha explicado a El Periódico de la Energía, José Carlos García de Quevedo, presidente del Instituto de Crédito Oficial, "por el momento ya hemos realizado siete emisiones de bonos sostenibles por valor de 3.550 millones de euros, y en 2019 lanzamos la primera emisión de Bonos Verdes por valor de 500 millones de euros pero seguirá aumentando en los próximos años".

De hecho, ha asegurado que "el objetivo es doblar el porcentaje de recursos destinados a programas de financiación que cumplan con las directrices de los Principios de Ecuador en los próximos diez años, que en 2018 fue del 25%, aunque sin olvidar la esencia del ICO, la de promover actividades empresariales que contribuyan al crecimiento económico sostenible y a la creación de empleo".

"Los modelos de bancos verdes suelen ser una colaboración público-privada, es una caja común gestionada por la Administración que captan dinero de empresas privadas pero en proyectos que son rentables", explica por su parte Eduardo Brunet, CEO de Greenward Partners, la primera empresa especializada en la activación del capital ecológico en España, "y el BEI será el banco europeo verde que aborde inversiones grandes que pequeños promotores no puedan asumir pero también para facilitar que los objetivos en materia climática de la Unión Europea puedan ser posibles".

"El concepto de banco verde es un modelo de entidad no necesariamente pública, su misión es canalizar, atraer y multiplicar la inversión privada con la menor cantidad de inversión pública" continúa Brunet, "es una historia de éxito probado, en Reino Unido se creó en 2002 el UK Green Bank durante el gobierno de Cameron, se le dotó de dinero público de los impuestos y se convirtió en tan rentable que fue comprado por el fondo australiano Macquarie Group Limited en 2007. Es especialmente interesante porque pese a ser privatizado financió las primeras partes de los grandes proyectos eólicos marinos que ahora generan una rentabilidad del 4%".

Los bancos verdes funcionan en los dos grandes segmentos del mercado: en los grandes proyectos y en el sector residencial (eficiencia energética en edificios, techos solares, renting de sistemas de autoconsumo, proyectos de financiación a largo plazo a los que no llega la banca privada, etc.).

"En España, es posible que el ICO se convierta en el banco climático español, es un banco muy serio que funciona muy bien, solvente, creíble, que no ha tenido ningún caso de corrupción, y parece razonable que se pueda convertir en nuestro banco verde", concluye Brunet.

Los casos europeos

"La decisión de convertir a los bancos públicos en bancos verdes, que abandonen la inversión en energías fósiles, serán un incentivo para el resto de inversores nacionales e internacionales", explica a este diario Helmut von Glasenapp, Secretary General del European Long-Term Investor Assocation (ELTI), una asociación europea que reúne a 29 instituciones financieras europeas, sobre todo, bancos e instituciones nacionales de promoción, "los bancos e instituciones nacionales de promoción (NPBI) están firmemente comprometidos con la promoción del desarrollo sostenible, aunque ciertamente no se puede hablar de que todos los países europeos están al mismo nivel, su situación es muy diversas. Por ejemplo, los bancos públicos de Bélgica y Holanda junto con los países nórdicos ya han comenzado esa transformación como ahora lo quiere hacer el español, sin embargo, otros como Alemania, Polonia, Hungría, que aún dependen mucho de los combustibles fósiles como el carbón, están más atrasados".

"Europa está liderando este cambio. Es un buen ejemplo para el resto del mundo, pero tenemos que probar que muchos proyectos son rentables aunque hay otros que no todos tienen por qué serlo", concluye von Glasenapp, "probablemente no todas las entidades financieras internacionales seguirán nuestros pasos, pero es lo que tenemos que hacer".

No hay duda de que en los próximos años serán cada vez más conocidos los _“Green Banks” _o bancos verdes, instituciones fruto de la colaboración público-privada que permiten agregar y asignar de forma eficiente recursos financieros nacionales y supranacional es para el desarrollo de políticas y la consecución de objetivos de impacto en la lucha contra el cambio climático, lo que ayudará a que las entidades privadas puedan ver las ventajas y los beneficios de invertir en el sector de la economía verde.

Ya lo está haciendo. De hecho, los principales bancos españoles han firmado, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), un compromiso conjunto para reducir la huella de carbono de sus carteras de crédito con el objetivo de alinearse con los objetivos del Acuerdo de París, según han anunciado la Asociación Española de Banca (AEB), la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA) y el Instituto de Crédito Oficial (ICO).

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