Alemania debería garantizar un cierre ordenado de su red de distribución de gas para evitar enormes costes a los consumidores y miles de millones de euros en activos inmovilizados para los operadores, ya que la red de gasoductos va a quedar obsoleta en gran medida con la transición a fuentes de energía neutras para el clima, según un informe del think tank alemán Agora Energiewende.
"Con el objetivo de la neutralidad climática para 2045, es previsible que más del 90% de las redes de distribución de gas existentes dejen de tener utilidad", afirma la organización en un comunicado de prensa. Agora propone un nuevo marco regulador para la red de gasoductos de distribución de gas natural a los consumidores finales, como empresas y hogares, y argumenta que las normas actuales están orientadas a una "existencia indefinida y sin cambios de la infraestructura de gas natural".
El think tank sugiere introducir una planificación más eficiente de las infraestructuras, en la que los operadores de la red podrían recibir una prima si desmantelan ciertas partes de la red en el momento oportuno. Esto podría financiarse en parte con las tarifas de la red y posiblemente con ayudas estatales.
El hidrógeno no es la solución
Según Agora, el hidrógeno no justificaría el mantenimiento de la red actual. "Todos los informes importantes sobre sistemas energéticos muestran que sólo una fracción de la demanda actual de gas natural se sustituirá por hidrógeno renovable", dijo el director de Alemania, Simon Müller.
Los informes muestran que, en 2045, la demanda de hidrógeno será, de media, un 30% inferior a la actual de gas natural, y se necesitará principalmente en centrales eléctricas e instalaciones industriales, no por parte de los consumidores conectados a la red de distribución. Aun así, partes de la red de distribución tendrían que reconvertirse para transportar hidrógeno.
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