Política energética

Europa se hace trampas con el gasto climático

El Tribunal de Cuentas detecta deficiencias en la contribución del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia europeo

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Un reciente informe del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) ha puesto en duda la efectividad del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR) de la Unión Europea (UE) en la promoción de la transición ecológica. Este mecanismo, creado para ayudar a los Estados miembros a recuperarse de la pandemia de COVID-19 y, al mismo tiempo, fomentar la transición hacia una economía más sostenible y resiliente, parece no estar cumpliendo con las expectativas en términos de contribución climática. A pesar de que la Comisión Europea (CE) sostiene que el MRR ha superado su objetivo de destinar al menos el 37% de su financiación a medidas relacionadas con el clima, la realidad es mucho más compleja.

El MRR, que cuenta con un presupuesto total de 648.000 millones de euros, se lanzó en mayo de 2020 como parte del plan NextGenerationEU, una respuesta sin precedentes de la UE para mitigar los impactos económicos y sociales de la pandemia de COVID-19. Uno de los pilares clave del MRR es la transición ecológica, con el compromiso de que los Estados miembros destinen al menos un 37% de los fondos a la acción por el clima, con un enfoque particular en la reducción de emisiones, el aumento de la eficiencia energética y la promoción de energías renovables.

Sin embargo, un análisis profundo del TCE muestra que, aunque la planificación inicial indicaba una contribución climática del 42,5%, existen serias dudas sobre si estas cifras reflejan un impacto real y significativo en la transición ecológica. De hecho, el informe del TCE concluye que la contribución del MRR a la consecución de los objetivos climáticos de la UE no está clara, lo que pone en tela de juicio la capacidad del mecanismo para apoyar de manera efectiva los ambiciosos objetivos de la Unión para 2030 y 2050.

Metodología inadecuada

Uno de los puntos centrales del informe es la falta de precisión en la metodología utilizada para calcular la contribución climática del MRR. Según el TCE, la metodología actual, basada en coeficientes predefinidos para cada tipo de inversión, genera una serie de sobreestimaciones que podrían inflar la verdadera magnitud de la contribución climática del MRR. El TCE señala que hasta 34.500 millones de euros podrían haberse contabilizado de forma incorrecta, ya que se aplicaron coeficientes más altos de lo necesario en ciertas inversiones, como las relacionadas con la infraestructura ferroviaria y las redes eléctricas.

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La metodología del MRR se basa en una adaptación de los marcadores de Río, desarrollados originalmente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en 1998. Estos coeficientes, que pueden ser del 0%, 40% o 100%, se aplican a las diferentes áreas de inversión según su potencial para contribuir a la acción climática. Sin embargo, el TCE critica que algunos de estos coeficientes, como el 100% aplicado a ciertas infraestructuras ferroviarias, no reflejan adecuadamente el impacto ambiental real de estas inversiones.

Costes y resultados

Otro problema identificado en el informe es la desconexión entre los costes estimados y los resultados reales en términos de contribución climática. La normativa del MRR no exige a los Estados miembros informar sobre los gastos reales en acción climática, sino que se basa en estimaciones iniciales que pueden no reflejar con precisión el impacto final de las inversiones. Esta falta de información precisa dificulta la evaluación del verdadero progreso hacia los objetivos climáticos y medioambientales de la UE.

El informe señala que la información proporcionada por los Estados miembros sobre el gasto en medidas climáticas está "desconectada de los costes y resultados reales", lo que limita su relevancia para las partes interesadas, incluidas las instituciones europeas y los ciudadanos. Según el TCE, esta falta de transparencia y precisión en la información sobre el gasto relacionado con el clima plantea serias dudas sobre la capacidad del MRR para contribuir a los objetivos del Pacto Verde Europeo.

Incoherencias

El principio de "No causar un perjuicio significativo" (DNSH, por sus siglas en inglés) es un componente central del MRR y de las políticas climáticas de la UE. Según este principio, ninguna medida financiada por el MRR debe causar daños significativos a los objetivos medioambientales. Sin embargo, el informe del TCE revela incoherencias en la aplicación de este principio por parte de los Estados miembros. En algunos casos, las medidas evaluadas no cumplieron plenamente con el principio DNSH, lo que genera preocupación sobre la sostenibilidad de ciertas inversiones.

Por ejemplo, algunos Estados miembros utilizaron un enfoque simplificado para aplicar el principio DNSH, lo que, según el TCE, permitió la inclusión de medidas que podrían tener un impacto ambiental negativo a largo plazo. Aunque la Comisión Europea ha defendido la flexibilidad del MRR, argumentando que permite a los Estados miembros adaptar sus planes a las circunstancias nacionales, el TCE considera que estas incoherencias debilitan la contribución general del MRR a la transición ecológica.

Falta de indicadores

El informe también critica la falta de indicadores específicos para medir el impacto climático real de las medidas financiadas por el MRR. A pesar de que se han establecido una serie de hitos y objetivos para hacer un seguimiento del progreso de los planes nacionales, estos indicadores no están diseñados para evaluar de manera exhaustiva la contribución climática de cada medida. Según el TCE, esta carencia de datos fiables impide una evaluación adecuada de si las medidas están logrando sus objetivos ambientales.

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Además, el TCE señala que los informes sobre el gasto relacionado con el clima proporcionados por la Comisión Europea están "desconectados de los resultados reales", lo que sugiere que las cifras reportadas no siempre reflejan el impacto concreto de las inversiones. Esto se agrava por el hecho de que la Comisión no está obligada a recopilar datos sobre el gasto real, sino que se basa en estimaciones proporcionadas por los Estados miembros.

Recomendaciones

El informe del TCE concluye con una serie de recomendaciones dirigidas a mejorar la efectividad del MRR y garantizar que los fondos europeos contribuyan de manera significativa a los objetivos climáticos y medioambientales de la UE. Entre las recomendaciones destacan:

1. Mejorar la estimación del gasto climático: El TCE recomienda que en futuros instrumentos de financiación se adopten metodologías más precisas para calcular la contribución climática, evitando la sobrestimación de los impactos.

2. Diseño adecuado de futuros mecanismos: El TCE insta a la Comisión a garantizar que los futuros mecanismos financieros destinados a la acción climática estén diseñados de manera que faciliten la medición y evaluación del impacto real.

3. Mejora en la aplicación del principio DNSH: Se recomienda una mayor coherencia en la aplicación del principio DNSH en todos los Estados miembros, asegurando que las inversiones financiadas por el MRR no perjudiquen los objetivos climáticos y medioambiental.

4. Revisión de la presentación de informes: El TCE sugiere mejorar la calidad de los informes sobre el gasto climático, recopilando datos más precisos sobre el gasto real y su impacto en la acción climática.

Respuesta de la Comisión

Ante las críticas del TCE, la Comisión Europea ha respondido parcialmente, defendiendo la metodología utilizada y señalando que el MRR ha sido un instrumento clave para impulsar la recuperación económica y la transición ecológica tras la pandemia. La Comisión subraya que los coeficientes climáticos utilizados fueron aprobados por los colegisladores europeos y que la aplicación de estos coeficientes garantiza un enfoque coherente en todos los Estados miembros.

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No obstante, la Comisión ha reconocido que el MRR, como mecanismo basado en el rendimiento, presenta algunas limitaciones inherentes, como la dependencia de los hitos y objetivos para la distribución de fondos. En su respuesta al informe del TCE, la Comisión señala que está abierta a mejorar la evaluación de futuras medidas climáticas y a desarrollar nuevas metodologías que permitan un seguimiento más preciso del impacto ambiental.

Sin embargo, la Comisión rechaza algunas de las recomendaciones del TCE, como la propuesta de recalcular la contribución climática real del MRR. La Comisión argumenta que el Reglamento del MRR no proporciona una base jurídica para la recopilación de datos sobre el gasto real, lo que imposibilita realizar un análisis exhaustivo de la contribución efectiva a la acción climática.

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