Movilidad

En 2026 los coches eléctricos podrían ser más baratos: este es el motivo

Con mínimos registrados ya en 2025, un reciente estudio realizado por BloombergNEF asegura que los precios de las baterías seguirán bajando en este año, democratizando así la movilidad cero emisiones

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Hablar de las baterías de litio es hablar del corazón de los coches eléctricos. Durante este 2025 hemos visto cómo sus precios marcaban un hito a la baja reduciéndose hasta un 8% y alcanzando los 108 dólares por kilovatio-hora (kWh), el nivel más bajo hasta la fecha. No es solo una cifra sino que supone que los coches eléctricos están cada vez más cerca de competir en precio con los de combustión, algo que hace unos años parecía un sueño lejano.

Pero, ¿qué nos depara 2026? Según el último informe de BloombergNEF, la consultora líder en análisis energéticos, el precio medio de los paquetes de baterías se situará en torno a los 105 dólares/kWh, una reducción del 3%. Es una buena noticia, sin duda, pero el ritmo se frena respecto a años anteriores. En 2024, por ejemplo, la caída fue mucho más pronunciada, del 20% hasta unos 115 dólares/kWh en algunos cálculos iniciales. Esta desaceleración responde a factores concretos que están cambiando el panorama de la industria. ​

Qué impulsa la bajada de precios

Se espera igualmente la llegada de nuevas baterías. MG

Para conseguir esa reducción en los precios, hay varios factores que se tornan como claves. El exceso de capacidad de fabricación, sobre todo en China, es el gran protagonista. Las fábricas asiáticas producen más celdas de las que el mercado demanda ahora mismo, lo que genera una competencia feroz y obliga a bajar precios. A esto se suma la adopción masiva de la química LFP (litio-hierro-fosfato), más barata y segura que las tradicionales de níquel-manganeso-cobalto (NMC). Esta transición no solo reduce costes, sino que hace las baterías más accesibles para modelos de gama media. ​

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Si bien todavía son una incógnita, el mayor fabricante de baterías del mundo podría haber solucionado el problema de los paquetes de metal de litio.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Los altos precios de las materias primas como el litio, el níquel o el cobalto están lastrando el descenso. Aunque han bajado desde los picos de 2022, siguen por encima de niveles cómodos para los fabricantes. Y encima, las tensiones comerciales: aranceles en EE.UU. y Europa a las importaciones chinas encarecen el producto final. BloombergNEF calcula que estos gravámenes podrían restar hasta un 5% al ahorro potencial si no se moderan. ​

Batería de estado sólido de Mercedes-Benz. Mercedes

Otro empujón viene de las economías de escala. Con la demanda de vehículos eléctricos disparada (Europa matriculó un 25% más en 2025), los pedidos masivos permiten optimizar producción y logística. Gigafactorías como las de Tesla o CATL operan a pleno rendimiento, diluyendo costes fijos en volúmenes enormes. ​

Implicaciones para el mercado

Esta evolución de precios tiene un impacto directo en los concesionarios. Un paquete de batería de 60 kWh, el normal en un coche compacto, podría costar unos 6.300 dólares en 2026, frente a los 7.200 de 2025. Para el consumidor, eso se traduce en eléctricos más asequibles: modelos como el Renault 5 (prueba) o el Citroën ë-C3 (contacto) ya rondan paridad con equivalentes térmicos en algunos mercados, sin obviar claro está los modelos chinos como el BYD Dolphin Surf (prueba) o el Leapmotor T03 (contacto).

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Usar madera combinada con acero y corcho no solo es más sostenible, sino que también mejora la seguridad y resistencia de las baterías.

En España, donde la movilidad eléctrica crece al 30% anual, esto acelera la transición. Ayudas como el recién aprobado Plan Auto 2030 se complementan con baterías baratas, haciendo viable flotas urbanas o coches para familias. Pero ojo: la dependencia de China plantea riesgos. Si las guerras comerciales escalan (piensa en las políticas de Trump desde su reelección), los precios podrían estabilizarse o incluso repuntar levemente. ​ Más allá de los coches, las baterías baratas benefician al almacenamiento estacionario. Sistemas para hogares o redes eléctricas se abaratan, facilitando la integración de renovables como la solar, que en España ya cubre el 15% de la demanda. ​

Desafíos y oportunidades para el futuro

Los procesos de carga se simplificarán y la potencia de carga aumenta. Depositphotos

Los retos no acaban aquí. La volatilidad de materias primas obliga a diversificar suministros: proyectos en Australia o Chile ganan tracción para litio "occidental". Además, innovaciones como ánodos de silicio o electrolitos de estado sólido prometen caídas drásticas a largo plazo, pero tardarán en escalar. Para los fabricantes europeos, como Stellantis o Volkswagen, es momento de invertir en producción local. España, con plantas como la de Figueruelas o Sagunto, podría captar parte de esta cadena si se agilizan permisos y subvenciones verdes.

En resumen, aunque el ritmo se ralentiza, la tendencia es clara: baterías más baratas impulsarán una electrificación imparable. Para 2030, BloombergNEF ve precios por debajo de 80 dólares/kWh, el umbral para dominar el mercado global. En El Periódico de la Energía seguiremos de cerca cómo estos números transforman nuestro día a día al volante.

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