La Comisión Europea (CE) ha presentado una propuesta legislativa para alcanzar los objetivos climáticos europeos del Acuerdo de París que protege a las energías renovables, fomenta el autoconsumo de los particulares, simplifica las gestiones administrativas y refuerza la eficiencia de los edificios.
El amplio paquete legislativo para el período 2020-2030, que aún tendrá que recibir el visto bueno del Parlamento Europeo y del Consejo, generará 900.000 empleos e inyectará 190.000 millones de euros a la economía, según Bruselas, pero requerirá una inversión anual de 379.000 millones de euros.
El llamado "paquete de invierno" blindará las inversiones en energías renovables ante eventuales crisis y reorganizará los mercados de energía eléctrica, colocando al consumidor en el centro de la nueva estrategia.
"Los consumidores de la Unión Europea (UE) tendrán mejor elección de proveedores, acceso a comparadores de precios energéticos fiables y la posibilidad de producir su propia energía", resumió el Ejecutivo comunitario en la presentación de su reforma legislativa. Bruselas anima a los particulares a generar, almacenar, consumir y vender su propia energía renovable con el objetivo de abaratar la factura eléctrica de los hogares.
Una de las mayores críticas en el apartado de renovables es que la iniciativa valida los llamados "mecanismos de capacidad", es decir, plantas tradicionales de generación eléctrica que están "de guardia" para evitar apagones en caso de que las renovables no alcancen para aprovisionar la red, y que ya existen en países como España, Reino Unido o Francia.
El comisario europeo de Energía y Acción Climática, Miguel Arias Cañete, asegura que Bruselas vigilará de cerca esas herramientas para que no se conviertan en subsidios indirectos a las energías fósiles, como temen las organizaciones ecologistas.
El paquete legislativo persigue que al menos el 27 % de la energía que se consuma en la UE en 2030 provenga de fuentes renovables, en línea con los objetivos de París para frenar el calentamiento global, que exigen también en ese horizonte una reducción del 40 % de las emisiones contaminantes (respecto a 1990) y un incremento mínimo del 27 % de la eficiencia energética.
Otro de los puntos destacados de la iniciativa es un impulso a la eficiencia energética, especialmente de los edificios, que consumen el 40 % del total de la energía utilizada en la UE.
Bruselas ha elevado del 27 al 30 % su objetivo en ese ámbito para 2030 para acelerar la renovación de los edificios y su adaptación a las nuevas tecnologías, al tiempo que incrementará los estándares de eficiencia de los electrodomésticos y aparatos vendidos en la UE.
Esas medidas, junto a otras como incrementar el uso de renovables para calentar o enfriar inmuebles y exigir a los proveedores y distribuidores de energía un 1,5 % de mejora anual en eficiencia, hará que cada hogar ahorre de media unos 500 euros al año, según las estimaciones de la CE. La Comisión Europea presenta su nuevo paquete legislativo como una "revolución total", en palabras del comisario de Energía, pero las organizaciones ecologistas consideran que reduce las ambiciones medioambientales que prometía la UE.
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