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Cómo la energía solar distribuida mantiene a flote la red de Puerto Rico

Más del 90% de la capacidad solar de Puerto Rico procederá de recursos distribuidos.

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Para muchos de los que trabajamos en el sector de la energía, cuando pensamos en energía solar, nos vienen a la cabeza las grandes instalaciones de paneles que cubren hectáreas y hectáreas de terreno. Como era de esperar, el crecimiento de la industria solar estadounidense está -y seguirá estando- impulsado principalmente por el segmento a escala comercial. “En nuestro último informe US Solar Market Insight, estimamos que el segmento de los servicios públicos liderará la industria solar, con casi el 70% de la capacidad construida en EEUU en los próximos 10 años”, dice Sylvia Leyva, analista principal de energía solar a escala de servicios públicos en Norteamérica de Wood Mackenzie.

Sin embargo, muchos mercados siguen una dinámica muy diferente. Las regiones con una infraestructura de transmisión débil y un parque de generación envejecido tienden a impulsar los recursos de generación distribuida (GD). Estos factores, además de una política de GD favorable por parte de las empresas de servicios públicos locales, contribuyen a una mayor penetración de los recursos solares detrás del contador. Uno de estos mercados con una alta penetración prevista de GD es Puerto Rico.

Más del 90% de la capacidad solar de Puerto Rico procederá de recursos distribuidos

Si bien el mercado a escala comercial ha ganado cierta tracción en los últimos años, el segmento distribuido impulsará en gran medida el crecimiento de la energía solar en Puerto Rico. “Prevemos que en Puerto Rico se instalarán más de 5 GW de potencia solar en los próximos 10 años. Sin embargo, sólo 440 MW provendrán del segmento a escala comercial. La escasa inversión en infraestructuras de transmisión, la lentitud de los procesos de concesión de permisos, la difícil disponibilidad de emplazamientos y la limitada resistencia de la red limitan el crecimiento previsto del segmento a escala comercial”, explica Leyva.

El segmento de la generación distribuida, por el contrario, se encuentra en una situación mucho mejor, ya que existen herramientas e incentivos para impulsar las instalaciones en la isla. Desde el punto de vista político, las leyes 17, 57 y 114 de 2014 regulan y protegen la generación distribuida en Puerto Rico. Estas políticas permiten la conexión a la red de proyectos de energía renovable "detrás del contador" de hasta 1 MW, establecen un mecanismo de medición neta y regulan las tarifas y los plazos de interconexión.

La eléctrica local LUMA Energy cuenta con un sólido programa de medición neta que permite a todos los clientes presentar una solicitud de interconexión en línea. Por ley, las solicitudes deben tramitarse en 30 días laborables, un plazo muy competitivo en comparación con muchas zonas de Estados Unidos. Además, los fuertes incentivos federales seguirán permitiendo las instalaciones de GD, con hasta 1.000 millones de dólares destinados a aumentar las instalaciones residenciales de energía solar + almacenamiento por parte de empresas como Sunnova y organizaciones sin ánimo de lucro como Let's Share the Sun.

Gran impacto

La generación distribuida es un mecanismo excelente por sí solo para ayudar a reducir la carga y aumentar la penetración de recursos energéticos limpios. En Puerto Rico, la GD es una solución múltiple a muchos de los problemas de los ciudadanos con la seguridad energética y el impacto medioambiental de su flota de generación.

La gran intensidad y frecuencia de los huracanes, junto con la debilidad de las redes de transmisión y distribución, exponen a los puertorriqueños a cortes que pueden durar semanas. La energía solar en los tejados contribuye a la resistencia de la red y a la seguridad energética de las familias.

El aumento de la penetración de la GD ayuda a reducir la dependencia de Puerto Rico de los combustibles fósiles importados (y contaminantes). Según la EIA, más del 97% de la generación eléctrica de la isla es térmica, lo que hace a Puerto Rico vulnerable a la volatilidad de los precios del combustible, especialmente durante los desastres naturales.

El auge de la GD en Puerto Rico se traduce en crecimiento económico y creación de empleo. Según el Censo de Empleo Solar del Consejo Interestatal de Energías Renovables, la energía solar ya ha ayudado a crear más de 2.000 puestos de trabajo, proporcionando más de 20 empleos per cápita.

“La energía solar en tejados y el almacenamiento seguirán creciendo en Puerto Rico, y muchas más personas se beneficiarán de la energía limpia, la seguridad energética y la resistencia frente a los desastres naturales. Puerto Rico es un bonito microcosmos que muestra una tendencia que puede adoptarse y reproducirse fácilmente en todo el mundo”, concluye Leyva.

Fuente: Wood Mackenzie

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