Los mercados eólicos terrestres globales alcanzaron un momento decisivo en 2025. Las dinámicas de costes y las prioridades estratégicas están cambiando, remodelando la competencia entre los fabricantes de turbinas. Los fabricantes occidentales y chinos, antes definidos por enfoques contrastados, ahora convergen en un mismo tema: la rentabilidad a través de la creación de valor.
Eólica terrestre: las tendencias de costes divergen mientras las estrategias de los fabricantes convergen en la creación de valor
Las dinámicas de costes y las prioridades estratégicas están cambiando, remodelando la competencia entre los fabricantes de turbinas

Dos tendencias de costes
Los precios de las turbinas occidentales han aumentado un 45% desde 2020, alcanzando entre 1 y 1,2 millones de dólares por MW en Europa y Estados Unidos. “Estos incrementos persisten a pesar de una caída del 20% en los costes de materias primas y logística, ya que los fabricantes priorizan la recuperación de márgenes por encima del volumen. Los costes alcanzaron su punto máximo en 2025 en los mercados occidentales, con un alivio gradual previsto después de 2027”, explica Endri Lico, analista principal de Cadena de Suministro y Tecnología Eólica Global en Wood Mackenzie.
En China, los costes de la eólica terrestre se están desacelerando, con descensos promedio del 3% CAGR hasta 2027, en claro contraste con la rápida deflación de los cinco años anteriores. “Este cambio refleja la madurez del mercado más que una continua reducción de costes”, añade Lico.
Los precios de turbinas terrestres, incluyendo torres, han repuntado casi un 25% desde su mínimo de 250.000 dólares/MW en el segundo trimestre de 2024. “La dura competencia y el exceso de oferta han presionado los márgenes, impulsando a los fabricantes chinos a diversificarse hacia el desarrollo de proyectos, sistemas híbridos y expansión internacional”, agrega.
Sin embargo, fuera de China persisten los precios agresivos. Los fabricantes chinos ofrecen sus turbinas por tan solo 400.000 dólares/MW en mercados emergentes, aprovechando su escala doméstica y avances tecnológicos. “Esta ventaja de costes posiciona a los fabricantes chinos para captar un 27% de la demanda global fuera de China durante la próxima década, aunque la rentabilidad sigue bajo presión a medida que los márgenes en el extranjero se contraen”, analiza Lico.
Giro estratégico: del coste al valor
Según Woodmac, las profundas pérdidas financieras de los últimos cinco años han obligado a los fabricantes occidentales a abandonar la competencia basada en el volumen. El nuevo enfoque se centra en diseños de turbinas modulares, mantenimiento predictivo basado en IA y digitalización para mejorar la fiabilidad y el rendimiento de los activos.
“La sostenibilidad y la reciclabilidad están emergiendo como diferenciadores en las licitaciones, mientras que las capacidades de integración a la red fortalecen la propuesta de valor más allá del hardware. Las colaboraciones estratégicas en estandarización de componentes y logística se están acelerando, generando economías de escala y mitigando retrasos”, observa Lico.
Los fabricantes chinos están viviendo una transformación similar. En lugar de competir únicamente en precio, los líderes del sector se están reposicionando como proveedores de soluciones integrales. Sus ofertas ahora incluyen desarrollo de proyectos, sistemas híbridos de energía y plataformas de comercio energético habilitadas por IA.
Las inversiones en manufactura local, capacitación de personal y alianzas a largo plazo fortalecen su presencia en mercados emergentes. “Al destacar tecnología avanzada de turbinas, cumplimiento ESG y plataformas inteligentes de energía, estas empresas buscan competir con los fabricantes occidentales mientras se diferencian de los rivales domésticos centrados en el coste”, añade Lico.
La política está acelerando esta transformación. La reforma del mercado eléctrico chino en 2025 reemplaza las tarifas garantizadas por subastas competitivas, reflejando el cambio de Europa hacia esquemas basados en el mercado. A medida que evolucionan los modelos de ingresos, los fabricantes deben competir no solo dentro del sector eólico sino también frente a la solar, el almacenamiento y otras tecnologías. El éxito requerirá coordinación entre desarrolladores, gobiernos y proveedores para mejorar los retornos de los activos y reforzar la competitividad de la eólica como clase de activo.
Confianza de los inversores
El giro estratégico hacia la creación de valor ha reforzado la confianza de los inversores. El precio de las acciones tanto de fabricantes chinos como occidentales ha aumentado en promedio un 72% en lo que va del año, impulsado por la recuperación de precios, la demanda apoyada por políticas y las perspectivas de expansión global. Los fabricantes occidentales se beneficiaron de la relajación de los cuellos de botella en la cadena de suministro y de las reformas de permisos en la UE, mientras que sus pares chinos aprovecharon el apoyo político doméstico y la consolidación del sector.
Sin embargo, persisten desafíos. La expansión en el extranjero de los fabricantes chinos enfrenta obstáculos estructurales, como mayores costes por manufactura local, complejidad logística para turbinas más grandes y la necesidad de establecer redes de operación y mantenimiento (O&M). Mientras tanto, los fabricantes occidentales deben encontrar el equilibrio entre disciplina de precios e innovación para mantener la competitividad en un mercado donde las presiones de coste continúan.
La convergencia de estrategias occidentales y chinas marca una nueva era para la eólica terrestre, definida por la tecnología, la integración y el valor a nivel de sistema. “Si la industria eólica ejecuta esta transición de manera efectiva, no solo recuperará la rentabilidad sino que también asegurará el papel de la eólica como pilar de la descarbonización global. Si no se adapta, corre el riesgo de erosionar márgenes y perder terreno frente a tecnologías rivales. Los ganadores serán quienes adopten el valor -y no solo el coste- como fundamento del crecimiento”, concluye Lico.
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