Hace ya casi dos años que se empezó a hablar de los PPAs (power purchase agreement) como alternativa a la inestabilidad de los precios del sistema marginalista para algunos grandes consumidores o como una opción para conseguir financiación de los nuevos proyectos renovables. Y aunque no son muchos los acuerdos que se han materializado, se considera a España uno de los países líderes mundiales en este tipo de producto.
"Es cierto que hay una serie de riesgos a la hora de firmar un PPA, pero España, junto con Polonia y los países nórdicos, es uno de los que más potencialidad tiene para cerrar este tipo de contratos", explicaba Fátima Sánchez, directora de Operaciones Cleanteach de Schneider Electric Energy, en el Congreso IBER-REN 2019 organizado por Green Power Global, "hay otros países que también están en esa lista, como Brasil, India, Australia, México y EEUU, pero es indudable que España se encuentra entre los primeros de la lista".
Sin embargo, reconocía que todavía hay mucha inmadurez en el mercado. "Es difícil cambiar la mentalidad en este mercado donde las renovables se han desarrollado con prima y no han tenido ninguna necesidad de buscar financiación adicional", añadía, "con la retribución regulada ya se podía ir a la banca porque se entendía que el Estado era el 'mejor garantista', a diferencia de lo que ha ocurrido en EEUU en donde las renovables también han tenido incentivos pero de otra manera, por ejemplo a través de una fiscalidad favorable".
La responsable de Schneider Electric Energy, la empresa líder en este tipo de contratos (por número y por potencia) en EEUU, es optimista. "El potencial es enorme en España, en 2019 ya se han empezado a firmar muchos PPAs, pero en los próximos años viviremos un crecimiento exponencial, cuando empiece a cambiar la mentalidad del sector tanto consumidor como promotor".
Las reticencias por parte de consumidores y generadores son evidentes. "Los PPAs no es la opción elegida por las partes, es solo la última opción, y se hace por una razón puramente económica", señalaba Miguel Ángel Pescador, experto en el sector energético, en la mesa de debate sobre PPAs en IBER-REN, "de hecho, en cualquier contrato el suministro eléctrico es lo de menos, lo importante es prever los cientos de riesgos que asume un consumidor cuando se compromete a comprar a un precio determinado la electricidad durante un largo periodo".
"Una decisión de un consumidor industrial, por ejemplo, una compra de electricidad a un precio determinado a 3 o 5 años vista es un riesgo tan alto que incluso puede significar que en esos años desaparezcas", puntualizaba, "no hay problema en firmar un acuerdo de compra de energía a uno o dos años, pero ¿qué empresa se arriesga a cinco o más años? El problema no es que compre por un precio u otro la energía, porque se repercute en el precio final del producto, el problema es que dentro de tres años la competencia, que no ha firmado ningún PPA, compra la energía más barata en el mercado mayorista y el negocio se hunde".
"El problema no son los PPAs, son los proyectos", afirmaba por su parte Carlos Relancio, vicepresidente de Negocio & director general de Cox Energy, "hemos llegado a un punto en que es fácil llegar a un acuerdo de precio, de hecho, hay más empresas dispuestas a comprar proyectos PPAs de lo que parece, pero el riesgo está en que esos proyectos no lleguen a hacerse".
Por eso, "la garantía es lo más complicado, se necesita certidumbre por parte del desarrollador, porque esa negociación sobre qué garantías poner cada uno no es una cuestión legal, es medio legal, comercial y financiera. Hay muchas aristas todavía a la hora de cerrar un PPA, pero las comercializadoras ya están negociando PPAs a cinco, ocho y hasta a 10 años".
"De hecho, la mayoría de las operaciones se han caído por no haber llegado a un acuerdo sobre las garantías" explicaba Victor Fernández, Head of Renewable Energy de Nexus Energía, "la solución sería tener un marco regulatorio donde se aprobaran una serie de medidas para todos".
En esa misma línea apuntaba Maya Ormazabal, gerente de Sostenibilidad y Medio Ambiente de Telefónica. "El cambio cultural es muy importante, pero también la incertidumbre regulatoria", señalaba "y en España, pese a las críticas que se han hecho, hay bastante certidumbre sobre todo si se compara con lo que está ocurriendo en otros países donde nuestra compañía opera, como Perú, Argentina o incluso Ecuador, que no tiene ni sistema".
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios