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España frente al cambio climático: crece la conciencia, pero disminuye la urgencia

Un informe de Ipsos revela señales de fatiga climática entre la ciudadanía española, marcada por divisiones ideológicas y una confianza limitada en empresas y transición energética

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En el marco del Día de la Tierra, la consultora Ipsos ha presentado su informe anual sobre percepciones sociales del cambio climático en España. El estudio, realizado entre más de 1.000 personas, revela una tendencia preocupante: si bien la preocupación por el medioambiente se mantiene alta, con un 75% de los encuestados reconociendo que el cambio climático ya está afectando sus vidas, la disposición a actuar con urgencia ha caído drásticamente.

Desde 2021, la proporción de personas que cree necesaria una acción urgente ha descendido 15 puntos porcentuales, pasando del 60% al 45%. Esta caída no solo representa un desafío en términos de políticas públicas, sino que evidencia un cambio de ánimo social que los expertos ya empiezan a denominar "fatiga climática".

El informe deja claro que el cambio climático sigue siendo percibido como una amenaza significativa. De hecho, el 50% de los encuestados lo considera el mayor riesgo para la salud pública mundial, por encima de pandemias, guerras o desastres económicos. Sin embargo, esa conciencia no se traduce en una voluntad colectiva fuerte para asumir cambios estructurales o personales.

Divisiones

Existen divisiones marcadas por género, edad e ideología. Las mujeres, por ejemplo, muestran una mayor sensibilidad ambiental y una disposición más alta a realizar cambios en sus hábitos. En cambio, los hombres, especialmente los jóvenes, son menos proclives a aceptar la idea de que deben renunciar a ciertas comodidades por el bien del planeta.

¿Es seria la lucha contra el cambio climático? Sólo 19 países de los 195 firmantes del Acuerdo de París han presentado sus planes climáticos a Naciones Unidas
La Unión Europea -y por ende sus Estados miembros- todavía no ha presentado su plan climático -NDC 3.0- a 2035 a la CMNUCC.

La división ideológica es aún más llamativa. Mientras los votantes de SUMAR y PSOE son los más comprometidos con la acción climática, los votantes de Vox representan el grupo más escéptico y reticente al cambio. Más de la mitad de ellos considera que se les exige demasiado sacrificio personal en nombre del medioambiente, y una proporción significativa cuestiona la urgencia del problema.

En términos de responsabilidad, también hay diferencias. Los simpatizantes de izquierda tienden a señalar tanto a gobiernos como a empresas como actores clave en la lucha contra el cambio climático, y están más dispuestos a colaborar. En cambio, desde la derecha se tiende a minimizar el papel del Estado y a exigir que otros países con mayor peso industrial lideren la transformación.

Desconfianza y falta de consenso

Otro de los hallazgos relevantes del estudio tiene que ver con la desconfianza generalizada hacia las empresas. Solo uno de cada cinco españoles cree en la veracidad de los mensajes que las compañías lanzan sobre sus compromisos medioambientales. Esta percepción afecta incluso a los sectores que más protagonismo han ganado en la transición verde, como las energéticas y automotrices.

La transición energética, por su parte, tampoco genera un consenso claro. Un 38% de los encuestados teme que la apuesta por energías renovables se traduzca en precios más altos para los consumidores. Y un 41% afirma no tener suficiente información para formarse una opinión. Esto sugiere una necesidad urgente de campañas de comunicación más claras, accesibles y transparentes.

A nivel global, España no es vista como un líder en la lucha climática. Aunque el país ha implementado diversas políticas ambientales y ha aumentado la inversión en energías limpias, solo una minoría de los ciudadanos cree que se está haciendo lo suficiente. Para muchos, el esfuerzo se percibe desigual: se pide más compromiso a la ciudadanía que a las grandes empresas o a otros países más contaminantes.

Este sentimiento también se traduce en una especie de resignación. Algunos ciudadanos expresan que ya hacen "todo lo que pueden", mientras que otros consideran que los cambios individuales no marcan una diferencia significativa si no hay una acción coordinada a gran escala.

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