Desde hace dos años, los PPAs (Power Purchase Agreement) han estado en boca de los promotores renovables que buscaban alternativas a la inestabilidad de los precios del sistema marginalista y de algunos grandes consumidores interesados en contratarlos, pero parecía que no había manera de llegar a buen puerto. De hecho, en alguna ocasión se ha llegado incluso a compararlos al Santo Grial, ("todos ya saben lo que es, pocos lo han visto y menos son los que lo han firmado").

Sin embargo, según ha podido saber El Periódico de la Energía de fuentes del sector fotovoltaico, lo cierto es que en España sí se está llegando a acuerdos bilaterales de compra venta de energía, y a día de hoy, ya hay alrededor de 4 GW firmados de PPAs. El grueso de estos contratos se está realizando entre productores renovables y comercializadoras y la cifra de venta de electricidad ronda entre los 38 y los 42 euros/MWh.

Uno de los principales problemas es el desequilibrio que existe entre los que quieren vender su electricidad, los promotores que buscan la financiación y por tanto necesitan firmar esos PPAs, y los consumidores, que son las comercializadoras, la gran empresa o la industria electrointensiva.

Los primeros observan que en el mercado mayorista la electricidad se está vendiendo por encima de los 50 euros/MWh y el mercado de futuros no refleja que vaya a bajar mucho más en los próximos dos años

Por el otro lado están los consumidores, especialmente los industriales, que están muy interesados en poder firmar PPAs para conseguir rebajar su alta factura eléctrica, pero a un precio que les compense lo suficiente como para que les beneficie más que comprar la electricidad en el mercado diario.

Para solucionar ese desequilibrio la mayoría de esos contratos se han realizado mediante una fórmula que favorece a ambas partes: descuento a PPA del mercado.

La ventaja que obtiene el productor es que le sirve para avalar la financiación y rebajar los riesgos del proyecto. Para el consumidor se le garantiza la estabilidad en un entorno de precios volátiles. Sin embargo, en este modelo de contrato el generador establece una cláusula techo y una cláusula suelo para asegurarse cierta estabilidad. Las partes acuerdan un descuento porcentual fijo al precio del MWh del pool por adelantado, y si el precio de mercado cae por debajo de la cláusula suelo, el comprador deberá pagar la cantidad de la cláusula suelo al desarrollador.

"En España se están firmando PPAs y se podría hablar de que el caso español es un caso de éxito respecto a otros países de nuestro entorno", afirman las mismas fuentes, "aunque es cierto que sobre todo se está haciendo con las comercializadoras".

Algunos de estos contratos son ya conocidos. En enero pasado, EDF Solar y la comercializadora Holaluz cerraban un acuerdo PPA fotovoltaico de 120 MW en España y Portugal.

https://elperiodicodelaenergia.com/holaluz-cierra-con-edf-solar-un-acuerdo-ppa-fotovoltaico-de-120-mw-en-espana-y-portugal/

Otras comercializadoras de electricidad 100% renovables han conseguido mucho más, por ejemplo, Audax Energía, que en marzo de 2018 se disparaba en bolsa al conocerse que había firmado el mayor PPA fotovoltaico del mundo con Cox Energy. Después ha firmado otro a 20 años con una planta fotovoltaica lusa de una filial de Allianz, el mayor de la historia con WElink  con 708 MW, o un megacontrato con la china Trina Solar.

Otro ejemplo de comercializadora independiente es Factor Energia. También hace un año firmaba el PPA renovable más largo de España a 20 años con la navarra EHNOL, Axpo con Blackrock para una planta solar de 24 MW en este caso en Portugal y X-Elio con Nexus Energía para dos plantas fotovoltaicas por 14 años.

Pero también las grandes energéticas participan de este nicho de mercado. Por ejemplo, en 2018 Iberdrola anunciaba que firmaba el primer PPA renovable con un banco, con Kutxabank, y con Euskaltel un ‘PPA’ para su ‘macroproyecto’ solar de 500 MW en Extremadura, y meses después, en febrero, otro PPA con Nike a través de un parque eólico de Navarra.

Endesa hacia lo propio y hace un año anunciaba el cierre de un PPA eólico con el BBVA, al igual que Repsol, que presentaba su acuerdo con Solaria para comercializar 50 MW de electricidad renovable.