Hungría ha enviado a los Estados miembros de la Unión Europea un nuevo compromiso en materia de fiscalidad energética. Según el borrador obtenido por el medio francés Contexte, esta propuesta busca flexibilizar las condiciones bajo las cuales los países pueden reducir los impuestos sobre la energía, ofreciendo un alivio crucial en tiempos de crisis de precios.
El nuevo compromiso permite a los Estados miembros reducir los tipos impositivos si las tarifas al por menor de los productos energéticos o la electricidad aumentan más de un 40% en un periodo de al menos tres meses. Esta medida supone una modificación significativa respecto al compromiso anterior presentado en abril, que establecía un umbral de aumento del 70% en un periodo de seis meses.
Varias delegaciones consideraron este umbral anterior como "demasiado elevado" y afirmaron que solo se habría alcanzado "en un número muy limitado de casos". En contraste, un aumento de precios superior al 40% tiene un impacto significativo y más común en la economía y los hogares.
Gasóleo en agricultura
Además de las medidas sobre los impuestos generales a la energía, el nuevo compromiso introduce flexibilidades específicas para la fiscalidad del gasóleo utilizado en la agricultura, la horticultura, la acuicultura y la silvicultura. Este sector, crucial para la economía y la seguridad alimentaria, se beneficiará de un alivio fiscal que puede ayudar a estabilizar los costos de producción y asegurar el suministro continuo de productos agrícolas.
El compromiso también aclara la exclusión de los residuos municipales del ámbito de aplicación del texto, especificando que esta exclusión se aplica únicamente a los residuos utilizados como combustible para calefacción. Esto significa que los residuos municipales que se conviertan en combustible para otros fines seguirán estando sujetos a impuestos.
Los picos de precios energéticos han sido un desafío significativo para los Estados miembros de la UE, afectando tanto a la competitividad económica como al bienestar de los ciudadanos. La posibilidad de reducir los impuestos energéticos cuando los precios aumentan drásticamente podría proporcionar a los gobiernos una herramienta flexible para proteger a sus economías y poblaciones de las fluctuaciones del mercado energético.
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