El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha abogado por emprender una "evolución" europea en materia de hidrocarburos no convencionales -los que se obtienen con técnicas como la fracturación hidráulica o "fracking"- similar a la "revolución" experimentada por los Estados Unidos.
"No pido una revolución, solo una evolución", ha subrayado Imaz durante su intervención en el tercer "Global Annual Energy Meeting" organizado por Esade, con el objetivo de abaratar los costes energéticos en Europa.
En su opinión, esta sería una importante vía para impulsar la competitividad de la industria europea, que soporta uno de los costes energéticos más elevados. "Tenemos que reaccionar", ha añadido. Además, estos recursos ayudarían a promover "la transición hacia una economía baja en carbono".
Imaz ha reconocido que Europa afronta algunos "problemas" para desarrollar los hidrocarburos no convencionales, como el hecho de que hay mayor densidad de población que en los Estados Unidos o que los dueños del terreno no lo son del subsuelo, como ocurre allí.
En cualquier caso, ha recordado que no solo el "fracking" choca con contestación social, como se ha demostrado recientemente las prospecciones de Repsol en Canarias.
Imaz ha señalado que a la industria energética se le exige una producción competitiva y sostenible, pero que esta sobre todo tiene que asegurar el suministro, especialmente en un momento en que la demanda mundial se va a multiplicar en los próximos años. En ese sentido, ha subrayado que el petróleo y el gas serán necesarios en los próximos años, como también lo serán otros nuevos recursos y tecnologías. Estabilidad normativa
En cualquier caso, ha insistido en que para ello es necesario contar con estabilidad normativa porque "cuando no hay un marco estable, un verdadero Estado de la ley, la consecuencia es la falta de inversiones", lo que desemboca en falta de seguridad de suministro, de competitividad y de sostenibilidad.
Imaz también ha abogado por crear "un verdadero mercado común" europeo del gas, para lo que son necesarias nuevas infraestructuras de interconexión y en el que España podría "jugar un papel" gracias a su capacidad sobrante de recepción de gas natural licuado (GNL, el que llega en buques en forma líquida).
"Es la única forma de diversificar" los suministros, ha insistido, al tiempo que ha apuntado que también implicaría beneficios en términos de reducción de costes y sostenibilidad.
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