Los ingresos de Rusia por hidrocarburos han caído alrededor del 40% en enero respecto al mismo mes de 2022, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En un artículo publicado en línea este lunes, su director ejecutivo Fatih Birol, explica que esa caída fue de unos 12.000 millones de dólares (de 30.000 millones en enero de 2022 a 18.500 millones).
Birol destaca que los flujos en dirección de Europa por los gasoductos rusos se han hundido un 80% respecto al nivel anterior a la invasión de Ucrania, mientras que las ventas de petróleo se han reducido sólo un poco de momento, pero buena parte del crudo Moscú lo tiene que vender con descuento en los mercados internacionales.
En los primeros meses tras el ataque de febrero de 2022, Rusia aumentó sus ingresos por hidrocarburos gracias a que los precios se dispararon, en particular el del gas, y eso en un contexto de sanciones occidentales contra el régimen de Vladímir Putin.
Los hidrocarburos de Rusia
Pero el mensaje del director ejecutivo la AIE, con la perspectiva de un año es que "Rusia jugó la carta de la energía y no ha ganado".
"Lo que podemos ver en este momento -subraya- es que el poder de Rusia en el mercado del gas y del petróleo va a disminuir todavía más".
En concreto, prevé que su cuota en el comercio internacional del gas se va a quedar en la mitad, del 25% en 2021 al 13% en 2023 y su peso en el gas consumido en la Unión Europea va a pasar del 40% a únicamente el 10%.
Hasta febrero de 2022, Rusia era de lejos el primer exportador mundial de petróleo y de gas natural. La Unión Europea le compraba en torno al 50% de sus exportaciones de crudo y el 60% de las de gas.
Birol resalta que, en contra de lo que algunos han pretendido, la crisis energética mundial que desató la invasión de Ucrania no ha desviado la acción contra el cambio climático, sino más bien al contrario, puesto que se han acelerado las alternativas a los combustibles fósiles rusos.
Para probarlo, cuenta que en 2022 el volumen de electricidad de origen renovable en el mundo aumentó en torno a un cuarto, las ventas de coches eléctricos subieron cerca del 60%, y también dieron un salto las inversiones en eficiencia energética y las instalaciones de bombas de calor, sobre todo en Europa.
En paralelo, la energía nuclear está volviendo a la primera línea, añadió el director ejecutivo de la AIE.
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