Air France-KLM se compromete a reducir drásticamente sus emisiones de CO2 en Francia, en particular reduciendo el número de sus vuelos nacionales donde el ferrocarril es una alternativa, a cambio de la ayuda pública otorgada a la compañía para enfrentar la crisis del coronavirus, según ha anunciado la ministra de Transporte, Elisabeth Borne.
"A cambio del préstamo garantizado por el Estado, Air France ha asumido compromisos muy fuertes para reducir en un 50% las emisiones de CO2 de sus vuelos nacionales para 2024, en particular con una reducción drástica en las rutas donde hay un alternativa ferroviaria en menos de dos horas y media”, dijo la ministra.
Este anuncio se produce un mes después de que el gobierno galo aprobara una ley en la que obligaba a reemplazar los vuelos de una hora por viajes en tren de dos horas y media, a pesar de que algunas personas viajarán de un aeropuerto cercano al otro y tendrán que hacer una doble conexión en trenes que les podrían alargar aún más sus viajes. Y si Air France iba a volar a estas ciudades a larga distancia conectando pasajeros con asientos vacíos como resultado de esta prohibición, será contraproducente para fines medioambientales.
"El avión ya no debería ser un medio para transportar [personas] en una hora o una hora y 15 minutos, porque puede hacerse en tren a un menor coste de CO2 en dos horas o dos horas y media", dijo en su momento Borne.
Eso por la parte francesa, porque los holandeses ya han firmado planes para asociarse con las compañías de trenes europeas Thalys y NS para reemplazar uno de sus cinco vuelos diarios entre Amsterdam y Bruselas con un servicio ferroviario de alta velocidad.
Sin embargo, estas noticias han provocado que el sindicato de pilotos de Air France minoritario Spaf haya advertido a la dirección que no están de acuerdo en estos planes de reestructuración de la actividad de corto recorrido, porque supone que la reducción del número de vuelos trae como consecuencia una reducción de la plantilla.
Air France-KLM ha obtenido ayuda de 7.000 millones de euros de Francia para hacer frente a la parálisis virtual del tráfico aéreo mundial causada por la pandemia de nuevos coronavirus. Pero esta compañía aérea es el resultado de la fusión en 2004 de la aerolínea francesa y de la holandesa KLM, por lo que también recibirá ayudas de este gobierno de entre 2.000 y 4.000 millones de euros. A comienzos de la pandemia, ya se estimaba que el brote le costaría al grupo entre 150 y 200 millones entre febrero y abril.
No es la primera vez que la compañía aérea francesa se propone reducir sus emisiones o propone planes para ser más ecológica. El año pasado ya anunció que con el inicio de 2020, se comenzaría a compensar el 100% de las emisiones de CO~2~ de sus vuelos domésticos, una medida que afecta a unos 500 vuelos diarios.
Sin embargo, en aquella ocasión su propuesta no era reducir el número de vuelos sino mediante compensación: “financiación de proyectos para plantar árboles, de protección de bosques, de transición energética o de salvaguarda de la biodiversidad”, dijo en su momento su directora general, Anne Rigail, lo que podría “corresponder a plantar el equivalente de 70 millones de árboles”.
Por su parte, la compañía alemana Lufthansa está discutiendo con el gobierno de Merkel un plan de rescate de 9.000 millones de euros. En este caso, ya ha dicho que tiene la intención de reanudar sus vuelos a 20 destinos desde mediados de junio, entre los cuales varios destinos populares de vacaciones.
En noviembre pasado, Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca, Luxemburgo, Suecia y Bulgaria firmaron una declaración conjunta en la que pedían a la Comisión Europea desarrollar un impuesto sobre la aviación civil, y de hecho, la Comisión Europea tiene sobre la mesa impulsar el debate sobre desarrollar un impuesto a la aviación europea, "por ejemplo a través de medidas fiscales específicas o de políticas similares".
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