Hace unas semanas asistíamos al cambio radical de una marca que en cinco años será centenaria, y que durante todo este tiempo ha pintado de rojo las carreteras de toda España. Hablamos de Cepsa, que ha decidido transformarse en Moeve y apostar por el azul para representar su evolución hacia una nueva compañía centrada en ofrecer mejores soluciones de energía y convertirse en referente en movilidad sostenible. No es casualidad que esta transformación llegue justo ahora. Tampoco es la primera (BP tomó la misma decisión en 2020). Ni será la última.
La industria petrolera se encuentra actualmente en un punto de inflexión. Durante más de un siglo, el petróleo y el gas han sido pilares fundamentales para el crecimiento y el desarrollo económico mundial. Incluso hoy, cubren más de la mitad de las necesidades energéticas primarias del planeta. Pero esto debe cambiar. Así se ha decidido en la hoja de ruta global para hacer frente a la emergencia climática.
El acuerdo al que se han comprometido gobiernos de todo el mundo supone alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, lo que hará que el uso de estos recursos se reduzca en un 75%. Ya diez años antes los efectos se traducirán en que más de 7 millones de barriles de producción de petróleo quedarán cada día fuera del circuito de consumo. Por tanto, la reconversión de las empresas del sector es realmente urgente, si quieren seguir siendo referentes dentro de la economía.
Aún son pocos
Sin embargo, las que ya se han remangado y han empezado a diversificar sus actividades hacia un modelo de energía no contaminante apenas equivalen a una quinta parte de la producción actual de petróleo y gas. Y las inversiones de 20.000 millones de dólares que esta industria realizó en renovables en 2022 representan un escaso 2,5% de su gasto de capital total. ¿Acaso no se han dado cuenta de que están inmersas en una carrera contrarreloj de la que depende su futuro no tan lejano?
Realmente, la conciencia de la necesidad de cambio existe, pero hace falta pasar de la conciencia a la acción. Como en el trapecio, la clave está en saber soltar la cuerda en el momento preciso para agarrarse a la siguiente y avanzar hacia nuevas oportunidades. Y el momento, para el sector petrolero, sin duda es ahora.
Podemos aprender del ejemplo de alguien que no supo hacerlo: Kodak, el gigante fotográfico mundial, cuya resistencia inicial al cambio impuesto por la tecnología digital le llevó a perder el liderazgo del sector. O podemos tomar como referencia a la industria de automoción, y cómo un advenedizo Elon Musk, venido del mundo de la tecnología y los negocios, la obligó a transformarse al crear Tesla Motors, y sus vehículos eléctricos de alto rendimiento que desafiaron a los tradicionales de combustión.
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