El cambio climático, el aumento de los precios de la energía y la preocupación por la seguridad del suministro han hecho que las energías renovables se conviertan en la única opción viable para avanzar. De hecho, la Unión Europea (UE) ha establecido objetivos ambiciosos para la transición hacia las energías renovables como parte de su estrategia para combatir el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Europa tiene unos objetivos bastante claros frente a las renovables y la transición energética. Alemania, España, los países nórdicos y Reino Unido están avanzando de forma importante en el desarrollo de proyectos sobre todo de energía solar fotovoltaica y de energía eólica”, explica Carlos Mario Giraldo, profesor de EALDE Business School, que añade que “prueba de ello es el crecimiento año tras año que están teniendo estos dos tipos de energía de forma exponencial”. En este sentido, el último informe global de la plataforma internacional Ren21, destaca que la cuota de las energías renovables en la producción total de electricidad de la región ha pasado del 25% al 36% en una década.
Por su parte, Andrés González, profesor del Máster en Energías Renovables de la escuela de negocio, sostiene que “los próximos pasos de Europa en materia de energía estarán orientados a la explotación de recursos propios y, en ese sentido, los recursos renovables son los más favorecidos. La cantidad de sol, viento, biomasa, calor interno de la tierra (a profundidades suficientemente superficiales) son propias de cada país en proporciones diferentes y pueden suponer una nueva forma de generar, pero, sobre todo, de consumir energía”.
En el caso de España, el profesor de EALDE Business School mantiene que está trabajando en el desarrollo de la energía solar fotovoltaica para autoconsumo: “No hay que trabajar necesariamente en proyectos a gran escala o de generación distribuida, como fue el esfuerzo que se hacía años atrás, sino que se está apostando actualmente por proyectos para el autoconsumo”.
Avance de la seguridad energética
En cuanto a la seguridad energética del Viejo Continente, se están dando grandes pasos en este sentido, sobre todo desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania. “Los países están intensificando el desarrollo de proyectos de energía renovable y apuntando a nuevas tecnologías como por ejemplo el hidrógeno verde, algo que se había visto reflejado en las inversiones de España desde 2021 en energía solar fotovoltaica y eólica”, mantiene Carlos Mario Giraldo.
Por su parte, Andrés González señala que “darse cuenta de la dependencia tan fuerte que se tenía de Rusia para el suministro del gas ha hecho replantearse a muchos países no solo metas, sino vías para garantizar que su suministro de energía y, en consecuencia, el precio, dependa cada vez mas de variables de manejo interno. Esta nueva situación le ha dado un nuevo valor y relevancia al índice del Trilema Energético del WEC (World Energy Council) que, desde hace más de 12 años, evalúa el desempeño de los sistemas energéticos de los países a través de tres dimensiones: Seguridad Energética, Equidad Energética y Sostenibilidad Ambiental”.
Hacia un modelo energético descentralizado
Sobre los desafíos que afronta el Viejo Continente en materia energética, Eva Ducka, profesora de la escuela de negocios, sostiene que “Europa avanzará en un nuevo modelo descentralizado, donde la energía que se consume se genera cerca del consumidor, no solamente en forma de autoconsumo, sino también a través de pequeñas y medianas plantas fotovoltaicas que cierran acuerdos directamente con el consumidor y no pasan por un mercado energético donde el precio de la energía está estipulado”.
Ducka añade a los retos, la nueva normativa y legislación relacionada con la edificación, que obligue a instalar techos solares en todas las nuevas construcciones, así como la reducción del uso del gas natural y el aumento significativo del consumo de energía de fuentes renovables, cuyo objetivo es el llegar al 45% en el menor tiempo posible.
En este escenario, la producción de energías más limpias es fundamental para mitigar los efectos del cambio climático y generar nuevos tipos de empleo. Una de las últimas tendencias está relacionada con el hidrogeno verde. En este sentido, la profesora de EALDE Business School sostiene que “el hidrógeno va a marcar la próxima década, ya que hay muchísimo potencial en esta industria que acaparará mucho desarrollo y mucha inversión”.
Por su parte, Andrés González mantiene que “los numerosos hitos relacionados con las tecnologías como la solar (fotovoltaica y térmica) y la eólica, han abierto una oportunidad muy interesante para una tecnología como el hidrógeno. En este sentido, creo que los grandes avances y oportunidades de adaptación de la energía solar y eólica, combinados con las oportunidades que se han empezado a identificar con el hidrógeno, pueden suponer un muy buen desarrollo, pero no solo en el Viejo Continente, sino en muchas otras partes del mundo”.
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