Un nuevo vehículo está invadiendo las calles de las grandes ciudades españolas. Se trata del patinete eléctrico, un aparato que antes solo se veía como un juguete y que ahora, cada vez más, se está convirtiendo en el vehículo de movilidad personal, alternativo, ecológico y fácil de utilizar dentro de las urbes. Tanto es así que no solo hay un inmenso mercado de modelos, con potencias diferentes, velocidades y autonomía sino que además se está extendiendo su uso de manera exponencial.
Las ventas de patinete eléctrico se han multiplicado por tres en 2017 e incluso Uber ya ha querido sumarse a esta tecnología. Se entiende. No hay más que ver que en los dos años anteriores su crecimiento se ha visto incrementado en un 42,34%.
Mientras unos juegan, otros piensan en el negocio futuro de este artilugio. Al car sharing le ha salido un duro competidor: el 'patinete sharing', un servicio de alquiler de patinetes eléctricos, al estilo de los 'car sharing' más conocidos y extendidos en nuestro país. Por el momento solo hay tímidos intentos, pero en otros países, como EEUU, el referente de ello es la startup Bird Rides, fundada por Travis VanderZanden, ex directivo de Uber cuyo servicio de scooter sharing se encuentra activo en California. El secreto de su éxito se debe a que es una de las alternativas más económicas del mercado pero puede hacer las veces de otro tipo de movilidad alternativa (bici sharing, moto sharing, car sharing, transporte público...).
En el caso de la compañía californiana cuenta con una flota de 1.000 patinetes eléctricos y nada menos que 50.000 usuarios que han logrado acumular 250.000 alquileres con fecha 2017.
La idea ha sido tan buena que Uber y Alphabet (la marca de actividades de Google) han apoyado una empresa para desplegar una red de estas características en España. Se trata de los patinetes eléctricos Lime-S sin estación fija (recogida y entrega donde al usuario le viene bien). Ya se han implantado en Madrid, y después será Valencia.
No son los únicos. En mayo pasado se presentó Bbuho, que tiene intención de hacerle competencia a la compañía estadounidense. El proyecto se pondrá en marcha por fases y en la primera, Bbuho tiene previsto ofrecer una flota de 1.000 vehículos en las áreas metropolitanas de Madrid, Barcelona y Valencia, además de 80 estaciones de recogida y aparcamiento.
Se trata de un proyecto piloto y su intención es expandirse por otras ciudades españolas, solo le falta conseguir la financiación necesaria para ello.
Y eso que los precios de los patinetes eléctricos son relativamente asequibles, aunque varían en función de la calidad y los modelos. Los hoverboards, una tabla con dos ruedas y sin manillar, tienen un coste entre 300 y 500 euros, mientras que los monociclos pueden alcanzar los 700 euros. Otra de las variantes son los segways, una plataforma sobre dos ruedas con volante, y en este caso los precios están por encima de los 1.000 euros.
Pero este aluvión de patinetes por lo ancho y largo de la acera está generando polémica. Su protagonismo se debe a que deben convivir con los peatones y muchos no están de acuerdo con compartir el espacio con máquinas que pueden superar los 50 kilómetros por hora.
La tecnología ha adelantado una vez más a los políticos porque todavía no hay normativa ni regulación sobre el patinete. ¿Por dónde debe circular? ¿se debe llevar casco? ¿cuál es la velocidad máxima permitida? ¿es legal circular por las calles con un patinete eléctrico o un segway? ¿pueden ser multados? Por el momento no hay normas de circulación a nivel estatal para los patinetes eléctricos, y solo algunos ayuntamientos están aprobando algunas normativas para el buen uso de este tipo de vehículo.
Por ejemplo, una de las ciudades con mayores problemas de convivencia provocados por los patinetes eléctricos es Valencia, por eso, es pionera en publicar su propia normativa, que autoriza la circulación por su cada vez más amplia red de carril bici a una velocidad no superior a los 15 kilómetros por hora.
Le sigue la pista el Ayuntamiento de Barcelona, otra de las urbes mediterráneas que más experimenta el turismo de sol, playa y ciudad, quien aprobó una ordenación de los llamados vehículos de movilidad personal (VMP) en la que permite su uso en carriles bici, plataformas únicas o en calzadas de velocidad reducida.
La ciudad de Madrid también tiene la suya, aunque ha llegado más tarde. La Junta de Gobierno del Ayuntamiento presentó en julio pasado su normativa, en donde dice que "se prohíbe la circulación de los VMU por aceras y demás espacios reservados con carácter exclusivo para el tránsito, estancia y esparcimiento de los peatones", equiparando al patinete como una bicicleta.
Y a todas estas ciudades solo les une un único precepto estatal, que proviene de la DGT. La Dirección General de Tráfico señala que los usuarios de patinetes no son considerados viandantes, por lo que deberán circular por la calzada siempre que estén autorizados para ello y siempre con casco.
Mientras, los patinetes eléctricos conquistan las calles de las grandes ciudades y avisan que vienen para quedarse.
Cesar electrico
01/09/2018