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La nuclear brilla en Europa más allá del 'muro' de Berlín

Los países del centro y el sureste de Europa siguen apostando por este tipo de energía para cubrir sus necesidades, con planes de ampliación que en algunos casos

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Mientras Alemania desconecta este sábado sus últimas centrales atómicas, los países del centro y el sureste de Europa siguen apostando por este tipo de energía para cubrir sus necesidades, con planes de ampliación que en algunos casos se ven dificultados por sus vínculos históricos o actuales con Rusia.

Polonia se incorpora a la energía nuclear

En 2021, el Gobierno polaco anunció su intención de construir seis centrales nucleares en el país, que en la actualidad no cuenta con ningún reactor operativo, para conseguir que, al finalizar 2040, el 23 % de su energía provenga de ellas.

Actualmente, el 70 % de su mix energético, que precisa de unos 33 Gigawatios (GW) anuales, depende del carbón, muy contaminante.

La primera de las centrales se levantará en la región de Pomerania (norte) y albergará un reactor del tipo AP1000, de la empresa estadounidense Westinghouse y se espera que proporcione al menos 3,75 (GW) anuales, mientras que la segunda central se construirá con la colaboración de la compañía surcoreana Hyundai y de ella se obtendrán de 6 a 9 GW.

Los planes del Gobierno, que según las encuestas cuentan con el apoyo del 75 % de los polacos, pasan porque las dos estén operativas en 2033.

Para el Gobierno ultraconservador polaco, que ha favorecido y subvencionado al sector minero durante años, la opción nuclear es una de las más prácticas para disponer de una fuente "limpia" que le permita cumplir con las exigencias de Bruselas y que además le acerque a la independencia energética.

Bulgaria: dependencia de Rusia

Bulgaria cubre hasta el 40 % de su demanda eléctrica con los dos reactores de la central de Kozloduy, construida con tecnología soviética en la década de 1970, que tienen una potencia de 1.000 MW cada uno.

De momento, sólo pueden funcionar con combustible ruso, cuyo suministro está en peligro por las potenciales sanciones contra Rusia tras su agresión contra Ucrania, aunque se cree que la planta tiene reservas de combustible hasta 2025.

En diciembre de 2022, Bulgaria firmó con la empresa estadounidense Westinghouse un acuerdo para que a partir del año que viene le suministre ese combustible. Además, el pasado marzo, la planta firmó un memorándum con esa compañía sobre la posible construcción de, al menos, un reactor.

Hungría apuesta por Rusia

La planta de Paks, de construcción soviética, comenzó a funcionar en 1982 y produce hoy la tercera parte de la electricidad que consume Hungría. El país centroeuropeo ha firmado un acuerdo con Rusia, renovado esta semana, para añadir cuatro reactores a los dos ya existentes, un proyecto que costará unos 12.500 millones de euros.

Los nuevos bloques de Paks, con una potencia de 1.200 MW cada uno, podrán estar operativos de aquí al año 2030 y el plan es que funcionen junto con los cuatro existentes, de 500 MW cada uno.

El proyecto de ampliación se enfrenta a los obstáculos que suponen las sanciones a Rusia, pues Alemania bloquea que la empresa Siemens facilite componentes, por lo que Hungría negocia para aumentar la participación francesa.

Croacia y Eslovenia, prórroga hasta 2043

Eslovenia y Croacia comparten la central nuclear de Krsko, ubicada en Eslovenia, que empezó a funcionar en 1983, cuando ambos países formaban parte de Yugoslavia. La planta tiene un reactor de la empresa estadounidense Westinghouse.

Los dos países gestionan conjuntamente la central y comparten la energía que produce, que satisface el 20 % del consumo eléctrico de Eslovenia y el 16 % de Croacia.

La central fue construida con una vida operativa de 40 años, que el pasado enero fue ampliada hasta 2043, después de que la planta fuera sometida en 2022 a una revisión general.

Eslovenia y Croacia están considerando construir un nuevo bloque en Krsko y que empezaría a funcionar antes de 2043.

República Checa, más reactores

Las dos centrales nucleares checas, Temelin y Dukovany, de diseño soviético, generan el 40 % de la energía que consume el país, un porcentaje que aumentará al 48 % cuando entre en funcionamiento, en 2036, el quinto reactor de Dukovany.

La República Checa dejará el año que viene de comprar combustible nuclear a Rusia y recibirá ese material de la empresa estadounidense Westinghouse, en reacción a la invasión de Ucrania por Rusia.

El Gobierno ha dejado claro que la energía nuclear será clave para asegurar un suministro eléctrico libre de emisiones contaminantes, en un país donde los combustibles fósiles suponen el 54 % del mix energético.

En el plan de expansión nuclear checo se contempla, además del quinto reactor de Dukovany, la posibilidad de otros tres grandes reactores y no se descarta instalar pequeños reactores modulares.

Eslovaquia, dominio de la nuclear

Eslovaquia, donde la nuclear aporta el 60 % de la electricidad, tiene dos centrales atómicas, en Jaslovske Bohunice, con dos reactores soviéticos, y Mochovce, con tres reactores y un cuarto que entrará en funcionamiento en 2025.

También está pendiente la aprobación de un tercer reactor para Bohunice.

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