Tras el desgraciado accidente de la central nuclear de Fukushima el 11 de marzo de 2011, muchos creyeron que esta fuente de energía quedaba herida de muerte.Las alertas se dispararon, los protocolos de seguridad se reforzaron en todas partes para evitar a toda costa que se pudiera volver a repetir otro accidente. La presión fue tan grande que en algún caso, como Alemania, Angela Merkel dio un giro a su política y anunció un apagón nuclear para 2022. Los verdes se frotaron las manos y comenzó a cundir la especie de que la energía nuclear tenía los días contados. Y nada más lejos de ello. Según anunció hace un par de días la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su informe anual World Energy Outlook 2014, la capacidad nuclear aumentará casi un 60%, desde los 392 GW que tenía a finales de 2013 hasta más de 620 GW en 2040.
Hoy por hoy, la energía nuclear sigue jugando un papel esencial en las estrategias energéticas nacionales, incluso en países como Alemania, que se ha comprometido a eliminar progresivamente esta tecnología, y que tendrá que proporcionar alternativas y sobre todo, llegar a acuerdos con las empresas afectadas, tarea ardua donde las haya, ya que desmantelar centrales nucleares es, entre otras cosas, muy costoso. Probablemente, tal y como dice el informe de la AIE, las cosas nunca volverán a ser como antes, pero la energía nuclear llegará a suponer en 2040 el 12 % del total de generación eléctrica mundial.
Este patrón de crecimiento refleja los desafíos de índole económico, técnico y político, que la energía nuclear debe superar. El crecimiento, según la AIE, se concentrará en mercados en los que la electricidad es suministrada a precios regulados, las instalaciones tienen apoyo estatal o los gobiernos facilitan las inversiones privadas. En el crecimiento de la generación nuclear de aquí a 2040, China representará el 45%, mientras que la India, Corea y Rusia representarán colectivamente un 30%. La generación aumentará un 16% en Estados Unidos, se reactivará en Japón (aunque no hasta el nivel previo al accidente de Fukushima Daiichi) y caerá un 10% en la Unión Europea.
España alarga la vida a la nuclear
Pese a los desafíos a los que actualmente se enfrenta, la energía nuclear tiene características específicas que respaldan el compromiso de algunos países a mantenerla como una opción futura. Este es, sin ir más lejos, el caso español. Tal y como contaba El Periódico de la Energía el pasado miércoles, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, afirmó en el Congreso que “está todo dispuesto para que las nucleares puedan aumentar su vida útil, siempre y cuando, de acuerdo a la legislación vigente, cumplan todas las prescripciones y condiciones establecidas al respecto por el CSN”. El ministro no dio más detalles, pero hace unos días se le ha prolongado la vida útil a la central de Trillo por 10 años más, hasta noviembre de 2024.
El pasado 21 de octubre, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, dijo durante la junta que la eléctrica preveía inversiones por una cuantía de 800 millones para extender el funcionamiento de las centrales más allá de 40 años. En mayo, la eléctrica también avanzó que pediría permiso para reabrir la nuclear de Garoña, ya que los motivos económicos que causaron el cierre han desaparecido, en alusión al impuesto que gravaba el combustible nuclear gastado, modificado en febrero.
Ignasi Prat Sopeña
14/11/2014