Nos encontramos como sociedad ante un reto importante, clave para el futuro de nuestro país. Entre todos debemos preparar una transición energética que nos permita alcanzar un sistema sostenible desde un punto de vista medioambiental, económico y técnico.
Hablando de este tema con otros profesionales del sector energético nos dicen que esto de la transición será para la industria electrointensiva como una dura adolescencia. Aunque, dicen, no debemos preocuparnos. La situación final será mejor que la inicial.
No me gusta la comparativa y menos lo que ahora estamos viviendo...
Las industrias electro-intensivas son claves para la economía nacional por su carácter generador de actividad, empleo estable y de calidad y su fuerte tirón inversor e innovador. Estas empresas actúan en clara desventaja competitiva frente a sus homólogos europeos que disponen de costes eléctricos considerablemente más bajos. Para dar un dato concreto: en 2017, solo el impacto del diferencial de precio eléctrico del mercado español con respecto al alemán, calculado por los 25 TWh de consumo eléctrico que representa AEGE, fue de unos 450 millones de euros y este año llevamos camino de superarlo.
Los ingresos por el servicio de interrumpibilidad mitigan en parte el elevado precio del mercado eléctrico español, uno de los más caros de Europa. Con un precio medio de cierre estimado de 2018 de 58,6 €/MWh, el más alto de los últimos 10 años (más de un 11% mayor que en 2017 y casi un 50% superior al de Alemania) es difícil producir en España.
Comenzamos este año con una previsión de precio medio para 2018 de 52 €/MWh y cuatro meses más tarde –a pesar de la gran producción de electricidad renovable por las intensas lluvias y vientos-, el precio medio de cierre se ha encarecido en 6,6 €/MWh. No hace falta explicar que esta situación impacta seriamente en la economía nacional y en particular en las industrias electro-intensivas.
Las subastas de asignación del servicio de interrumpibilidad para el segundo periodo de 2018, celebradas la pasada semana, se han cerrado con un claro resultado: pérdida de competitividad para nuestra industria. En total un 40% menos que en 2017. Este drástico recorte en la retribución por el servicio impacta de lleno a toda la industria electrointensiva.
En el camino hacia la Ley de Cambio Climático y Transición Energética debe tenerse en cuenta la naturaleza de las industrias básicas, en las que el coste del suministro eléctrico llega a suponer la mitad de los costes de producción, lo que las hace extremadamente sensibles a los precios eléctricos. La Ley debe también garantizar un marco regulatorio energético que potencie a la industria, y para ello es preciso un verdadero pacto por la energía en el que todas las fuerzas políticas entiendan lo que nos jugamos para conseguir una España sostenible económica y ambientalmente. Es una oportunidad para desarrollar una economía baja en carbono y, a la vez, dotar a la industria de un marco de suministro eléctrico competitivo, estable y predecible.
El reconocimiento de la figura del industrial electro-intensivo sería positivo y clave en el desarrollo de la Ley, a la imagen de Francia o Alemania que cuentan con ese reconocimiento con el objetivo de mantener y preservar a su industria y potenciar el fuerte efecto tractor que nadie duda que tiene.
En AEGE observamos con preocupación la falta de aplicación en España de algunas medidas de mejora de competitividad que nuestros vecinos y competidores europeos ya han implementado. Sabemos que el Gobierno y el resto de fuerzas políticas entienden la importancia de la industria electro-intensiva para el país. Por ello, les solicitamos que pongan en marcha ya esas medidas que pueden paliar, en parte, esta situación y darnos cierta certidumbre. La industria precisa de un mínimo de certidumbre para lograr inversiones.
Medidas, entre otras, como la compensación por costes adicionales repercutidos a las industrias electro-intensivas, que están previstas en el borrador de los Presupuestos Generales del Estado de 2018, deberían ponerse en marcha lo antes posible. La industria electro-intensiva lleva años aplicando medidas de ahorro y eficiencia energética. Varias de nuestras industrias son las más eficientes energéticamente de sus sectores a nivel internacional por unidad de producto producido. Hemos hecho de la necesidad virtud. Realizamos continuos esfuerzos en mejorar procesos y aumentar eficiencia. Pero estos logros se ven neutralizados por el sobrecoste eléctrico frente a nuestros competidores internacionales.
Seguiremos trabajando duramente para alcanzar mayores logros, tenemos equipos muy sólidos y con altas competencias para lograr esas mejoras. Pero, por favor, no perdamos la oportunidad de tener más industria. La oportunidad de fortalecer el país basada en la sostenibilidad energética de nuestra industria.
Por favor, no esperemos a que sea demasiado tarde para tomar medidas. Nos jugamos el presente y el futuro.
Teresa Rasero, presidenta de AEGE (Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía).
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