El reciente conflicto entre Irán e Israel ha encendido alarmas en los mercados internacionales del petróleo. El cruce de amenazas entre ambos países podría tener repercusiones devastadoras no solo para sus economías, sino para la estabilidad del mercado energético mundial, con un punto clave en juego: la terminal petrolera de Kharg —gestionada por la National Iranian Oil Terminals Company (OTC)—.
Situada en la isla de Kharg, a 24 kilómetros de la costa noroeste de Irán, esta terminal es vital para la economía iraní. Desde aquí, sale más del 90% del petróleo que el país exporta al mundo. En un contexto donde Irán depende en gran medida de sus ingresos por hidrocarburos para sostener su economía —aproximadamente la mitad del presupuesto del país proviene de estas exportaciones—, un ataque a la terminal de Kharg podría asestar un golpe fatal a las finanzas iraníes.
Además, con la capacidad de carga de hasta 7 millones de barriles diarios y la capacidad de recibir simultáneamente 10 buques petroleros, cualquier interrupción en Kharg no solo impactaría a Irán, sino también a sus principales compradores, como China, el mayor importador de petróleo del mundo.
Puntos estratégicos
Kharg no es el único objetivo vulnerable que Israel podría considerar en una represalia. Existen otros puntos clave, como las terminales petroleras en la provincia de Hormozgan y la refinería de Abadán, que también podrían ser blanco de ataques. Sin embargo, los expertos creen que ningún sitio es tan crucial para la economía iraní como Kharg.
La infraestructura energética de Irán ya ha sido blanco de ataques en el pasado, especialmente durante la guerra entre Irán e Irak (1980-88), cuando estos ataques paralizaron el sector petrolero iraní. Hoy, cualquier ataque israelí a Kharg podría tener consecuencias devastadoras para la capacidad de Irán de exportar petróleo y, en consecuencia, para su ya frágil economía, que sigue enfrentando sanciones internacionales.
Repercusiones
A raíz del ataque de Irán a Israel, los precios del petróleo aumentaron de inmediato. Sobre las 8 de la mañana del miércoles, los futuros de Brent subieron a 75,63 dólares por barril, un aumento de 2,07 dólares o 2,80%, mientras que el West Texas Intermediate (WTI) subió a 72,04 dólares, un 3,16% más.
Aunque estos movimientos reflejan un aumento temporal basado en la percepción de riesgo, los expertos temen que un ataque directo a la terminal de Kharg provoque un aumento más drástico en los precios del petróleo, estimado en un 5%.
Los mercados parecen preparados para gestionar la incertidumbre. La sobreoferta de petróleo en otros países productores, junto con la cautela de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que ha revisado a la baja sus previsiones de demanda para 2024 y 2025, podría mitigar parte del impacto de una posible interrupción de las exportaciones iraníes.
Sin embargo, aún con el cambio significativo que ha dado el mercado petrolero en la última década, y la disminución de la dependencia mundial del petróleo de Medio Oriente debido al aumento de la producción en países como Estados Unidos, Brasil y Canadá, la inestabilidad en la región del Golfo Pérsico sigue siendo un factor clave en la fluctuación de los precios del petróleo, debido a la importancia del estrecho de Ormuz, por donde transita una parte significativa del crudo mundial.
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