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Es una realidad que el sistema energético mundial debe progresivamente alejarse del uso del carbón, el petróleo y el gas. Si la transición energética requiere distanciarse de los combustibles fósiles, ello significa ampliar significativamente el papel de la electricidad en las economías, lo que exige el respaldo de redes más capaces, resilientes e inteligentes.

Además, las redes son motor de competitividad pues conectan nuevas renovables, menor coste que los combustibles fósiles, y nueva demanda, más entre los que repartir el coste.

Más inversión en redes redunda en abaratar el suministro. Sin embargo, no hay suficiente análisis de las necesidades de invertir en redes para integrar las renovables y atender las nuevas electrificaciones.

Los problemas que los retrasos en el aumento y transformación de las redes eléctricas provocan a la sociedad y al proceso de transición energética no están en consonancia con la atención que la sociedad presta a las redes eléctricas. Las redes eléctricas integran la generación flexible, la generación intermitente centralizada y distribuida procedente de las energías renovables, las opciones de almacenamiento como las baterías y la energía hidráulica almacenable, la demanda industrial y doméstica y el suministro a puntos de recarga de vehículos eléctricos. Las empresas y los hogares no sólo consumen, sino que también inyectan electricidad a la red, mientras que los vehículos eléctricos requieren una infraestructura de puntos de recarga y pueden inyectar energía en los hogares y en la red.

Mayor electrificación

La descarbonización de la industria y el desarrollo de los sistemas de inteligencia artificial exigen más electrificación. El peso de la electricidad en el porfolio energético de los clientes va a aumentar significativamente en los próximos años. Por eso, el suministro ha de ser fiable y de calidad, lo cual requiere de más redes, más digitalizadas y automatizadas lo que su vez demanda una enorme expansión de las redes eléctricas para atender las exigencias de la industria. Las redes eléctricas son héroes anónimos de la transición energética como señaló el Dr. Birol, Director de la Agencia Internacional de la Energía.

El cumplimiento de los compromisos climático-nacionales a nivel mundial significa añadir o renovar un total de más de 80 millones de kilómetros solamente de redes de transmisión para 2040, el equivalente a toda la red mundial existente. Estudios recientes indican que de los 770.000 millones de dólares que se destinan cada año a la energía limpia para las economías emergentes y en desarrollo, solo una quinta parte se destina actualmente a la construcción, ampliación y preparación de redes eléctricas para el futuro.

Resulta difícil aceptar el olvido de las redes, cuando las necesidades de inversión anual en redes eléctricas representan casi el 38% de la inversión anual necesaria para alcanzar el escenario de emisiones cero en 2050. El World Energy Outlook de Octubre de 2024 sugiere que la ratio entre inversión en renovables e inversión en redes debería ser 1:1.

La transformación digital

La región de América Latina no es ajena al olvido de las redes; el primer informe de la Agencia Internacional de la Energía para esta región explora un escenario que supone que todos los compromisos y metas incluidas en la Contribuciones Definidas a Nivel Nacional se alcanzan en su totalidad y a tiempo. En este escenario, la inversión en la red aumenta drásticamente: la inversión en redes de transmisión se multiplica por 6,5 desde los niveles de 2022 hasta superar los 20.000 millones de dólares en 2050 y la inversión en redes de distribución se multiplica por más de 7 hasta los 45.000 millones de dólares.

Además, la trasformación digital de las redes eléctricas supone más inversión y un reto adicional. No se trata de dotar a las redes de instrumentos digitales, se trata de construir un sistema integrado entre la energía, los sistemas informáticos y las comunicaciones.

La cuestión clave es cómo asegurar la transformación y expansión de las redes eléctricas en América Latina de acuerdo con sus propios compromisos climáticos de forma eficiente y a tiempo. La Fundación Iberoamericana Empresarial ha elaborado un informe sobre la necesidad de poner las redes eléctricas en el centro del dialogo político y social que fue entregado en el mes de Octubre de 2024 al Secretario General Iberoamericano solicitando su traslado a las instancias políticas donde se adoptan decisiones.

El informe incluye varias sugerencias sobre el particular entre las que cabe destacar dos:

La elaboración e implementación de planes nacionales de transformación y expansión de redes eléctricas con una visión regional, y el desarrollo y fortalecimiento de una nueva relación entre Europa y América Latina.

Planificación regional

La elaboración e implementación en los países de una planificación con una visión regional y anticipatoria debiera contemplar tres requisitos y dos anclas.

Primero, una coherencia con los objetivos climáticos de cada uno de los países y con las correspondientes estrategias de transición energética. Segundo, considerar las oportunidades de integración regional y el aprovechamiento óptimo de las energías renovables. Tercero, el avance sostenido hacia redes inteligentes y resilientes.

La primera ancla es -como resalta la Agencia Internacional de la Energía- un marco regulatorio que agilice los permisos, facilite la aceptación social, e incentive la inversión. La regulación tiene que insistir en las externalidades positivas de las redes eléctricas. Otro anclaje es el desarrollo de cadenas de valor regionales que aseguren el suministro de los materiales y la tecnología para la expansión y transformación digital de las redes.

La lucha contra el cambio climático y la nueva geopolítica son los pilares que soportan una nueva y fructífera relación entre Europa y América Latina. Por un lado, América Latina ofrece un espacio idóneo para captar los cambios en la localización global de cadenas productivas que la nueva geopolítica demanda.

La nueva localización pretende la diversificación productiva para la reducción de los riesgos asociados a la concentración de la producción. Por otro, América Latina es una fuente inagotable de los productos que se requieren para la lucha contra el cambio climático.

Los productos y servicios asociados a la transición energética son una buena opción para iniciar el camino hacia un mayor diálogo e integración, puesto que existe un amplio acuerdo global sobre las oportunidades de cooperación en esta área. Además, una acción climática eficaz requerirá unir a los sectores público y privado a lo largo de las cadenas de valor asociadas a la transición energética.

Financiación

La Agenda de Inversiones Global Gateway (AIGG) de la Unión Europea en América Latina y el Caribe es un instrumento idóneo para integrar la nueva relación entre la Unión Europea y América Latina y la planificación e implementación con visión regional de las redes eléctricas de los países pues reúne el conocimiento y la financiación:

La Agenda de Inversión Global Gateway se llevará a cabo a través de las iniciativas del Equipo Europa: la UE, sus Estados miembros, las instituciones de financiación del desarrollo, en particular, el Banco Interamericano de Desarrollo, La CAF, el Banco de Desarrollo para América Latina e incluido el Banco Europeo de Inversiones (BEI), las agencias de crédito a la exportación y todas las demás fuentes públicas de financiación, trabajarán conjuntamente en asociaciones público-privadas.

En julio de 2023, la Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea y de América Latina y el Caribe celebrada en Bruselas concluyó con una nota prometedora: a través de su programa Global Gateway, la Unión Europea acordó invertir 45 mil millones de dólares para 2027 con el fin de apoyar una transición verde justa, una transformación digital inclusiva y resultados de desarrollo humano en América Latina y el Caribe.

Un enorme apoyo político y económico a las iniciativas anteriores para la transformación y expansión de las redes eléctricas es fundamental. En una frase: si se reconociera que sin más y mejores redes eléctricas no habrá transición energética sostenible, los héroes olvidados se despertarían.

Andrés Allamand es Secretario General Iberoamericano.

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