Renovables

La triple vía de la nueva Abengoa

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Abengoa ha sido salvada en primer término por los hedge funds y los bancos acreedores que han cedido buena parte de la deuda. El acuerdo alcanzado presupone un paso importante para la salvación del grupo de ingeniería sevillano, pero la sombra del fantasma es muy alargada en Abengoa.

Tras alcanzar el acuerdo por la que se reestructurará la empresa, la Abengoa de hoy no tiene nada que ver a la de hace casi dos años, cuando empezó a demoronarse el castillo con los continuos vaivenes en bolsa y las cifras paranormales de las finanzas del grupo por entonces de la familia Benjumea.

Ahora la empresa no es de dos o tres, sino de muchos accionistas, principalmente hedge funds, fondos de inversión que no están aquí para perder un euro, sino al revés, más bien para ganarlos. Y la banca acreedora, que no le ha quedado más remedio que ceder, provisionar y esperar a ver si pescan algo en el futuro.

Lo único que queda claro de la nueva Abengoa es que sus accionistas saben de dinero. El color verde de los dólares lo llevan por sus venas. Y de ingeniería y renovables más bien poco por no decir nada. ¿Qué pasará entonces?

Es complicado saber el futuro de Abengoa. Si la solución de darla a los hedge funds ha sido la correcta para el futuro de la compañía o si hubiese sido mejor dejarla caer. Eso lo dirá el tiempo. Pero en los próximos meses, los accionistas, que no tienen un pelo de tontos, van a pedir cuentas y si no salen como ellos quieren se acelerará el proceso de venta de los mejores activos de la compañía.

Hasta ahora Abengoa ha vendido la filial de telecomunicaciones, alguna planta de renovables, pero sus mejores activos siguen en la compañía. Solo hay que ver las garantías que se han dejado los hedge funds por si vienen mal dadas.

La participación en la yieldco Atlantica Yield es bastante golosa. Los mejores activos de renovables están ahí y de momento no va mal el negocio. Y luego está el negocio de ingeniería. El core business de la compañía.

El caso es que la empresa tiene una triple vía y los accionistas tendrán que elegir por una de ellas. La primera, y la más fácil y dolorosa de ellas, es dejarla morir. Pero para eso ya lo hubiesen hecho. Pero por poder darse, aun se puede dar.

La segunda es sanear la compañía entera, y tratar de tirar hacia delante para que en el medio plazo venderla a un grupo de ingeniería que siguiera con el negocio.

Y la tercera vía es trocear la compañía y venderla por partes, y así recuperar los casi 1.200 millones que han puesto los hedge funds para salvar la compañía.

El caso es que los nuevos accionistas tratarán por todos los medios que la primera no suceda. Y habría que apostar por una de las otras dos. Venta a medio plazo del grupo entero, o trocear los activos y venderlos al mejor postor.

La única solución para los trabajadores es la de sanear la compañía y venderla entera a un tercero. De la otra manera es complicado que se queden con ellos si vendes los activos por separado.

A Abengoa le queda mucho camino por recorrer, y no será fácil. Su descenso tortuoso a los infiernos financieros tiene también una parte de purgatorio que tendrá que atravesar ahora. Solo falta saber si en el futuro, volverán a la Tierra o ascenderán a los Cielos. O lo peor, ardan en el infierno definitivamente.

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