La CNMC ha publicado esta semana el informe CNS/DE/502/25 sobre la modificación unilateral de contratos por parte de comercializadoras. Este documento se enmarca en el contexto del apagón que afectó al sistema eléctrico el pasado 28 de abril, un incidente que ha marcado un antes y un después en la forma en que se operan los mercados de restricciones técnicas.
Desde entonces, Red Eléctrica ha activado un modo de operación "reforzado" que viene a implicar una duplicación de la energía convocada en estos mercados respecto a situaciones similares anteriores. A falta de una regulación específica que ampare este cambio de criterio, las consecuencias económicas son claras: el coste anual de estos servicios podría incrementarse en más de 2.000 millones de euros. Esta cifra afecta directamente a comercializadoras y consumidores, sin que ni unos ni otros hayan sido responsables del apagón ni de las condiciones que lo generaron.
La CNMC, en lugar de reconocer esta alteración del equilibrio contractual, considera que las comercializadoras deberían haber previsto este escenario en sus estrategias de cobertura. Sin embargo, según las comercializadoras, los mercados de restricciones técnicas no permiten cobertura financiera, y mucho menos frente a un cambio operativo no regulado y derivado de una situación excepcional.
Además, los márgenes de las comercializadoras independientes —muy alejados de los márgenes históricos de grandes operadores integrados — no permiten absorber este impacto sin trasladarlo, directa o indirectamente, a los consumidores. Estas empresas aseguran que operan con estructuras ligeras, altos costes de captación y grandes exigencias regulatorias, ofreciendo precios competitivos en un entorno ya de por sí volátil.








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