Quienes vivan o visiten frecuentemente Madrid o Barcelona ya sabrán lo que es el 'car sharing' eléctrico. Empresas como Car2go, propiedad de Daimler, o Emov, filial del grupo PSA-Peugeot, ya han popularzado este servicio de alquiler de coches eléctricos compartidos.
Pero no son los únicos que apuestan por ofrecer alquilar un coche por horas y que se les pague solo el tiempo que se utilice. A esta moda también están apuntados DriveNow de BMW, Bluemove y Respiro, aunque estos últimos también utilizan coches convencionales. Y en este mismo mes, Renault (junto con Ferrovial Servicios) se incorpora a este mercado bajo la marca Zity. También Nissan anuncia que pondrá en marcha un servicio de vehículos compartidos para circular por las grandes ciudades, aunque no ha concretado si se tratarán de eléctricos o convencionales. Pronto se sabrá.
Y junto a los coches eléctricos compartidos, también están las motos. Es el caso de eCooltra que lleva funcionando más de un año en Barcelona, y unos cuantos meses en la capital española. En Madrid comenzó con 280 motos eléctricas y Barcelona ya hay 360.
Pero ¿tan rentable es este sector? Pues a la vista de las cuentas presentadas en el Registro Mercantil de Car2go y de Emov, todavía no lo es. Ambas pierden dinero con el negocio y mucho. La empresa de origen germano perdió 1,4 millones de euros en 2016. Y eso que cuenta ya con 170.000 madrileños registrados desde su lanzamiento en noviembre en 2015. Pero los ingresos de 5,5 millones de euros no cubren los costes de la inversión en infraestructuras, tecnología y vehículos además del gasto que supone las reparaciones y el mantenimiento, que suman dos millones de euros y en seguros, que sube otro medio millón más.
Tampoco se puede decir mucho de Emov, porque con 100.000 usuarios registrados y aunque opera desde el pasado mes de diciembre en Madrid, sus ingresos de 2016 fueron apenas de 23.000 euros. La fuerte inversión inicial que hicieron sus propietarios fue de ocho millones de euros, pero esperan recuperarla a lo largo de los próximos años.
Y mientras unos aguantan como pueden hasta que el sector se estabilice, otros dan la batalla por perdida. Es el caso de Avancar, que en febrero pasado echaba el cierre en Madrid. Por lo visto, el servicio de alquiler por horas de sus vehículos no resultaba beneficioso para la compañía norteamericana. El hecho de que el estacionamiento es gratuito para los vehículos eléctricos ha provocado su caída y final.
El 'car sharing' eléctrico todavía tiene mucho camino que recorrer, tanto es así que casi todas las compañías automovilísticas quieren participar y subirse al carro antes de que sea demasiado tarde, aunque no sea rentable. Incluso Seat ha puesto en marcha un servicio piloto para sus trabajadores en Barcelona con una decena de su Seat Mii, su vehículo eléctrico.
El sector coincide en que la movilidad del futuro será eléctrica, conectada y autónoma, y en un 25% compartida, aunque no será hasta bien entrada la década próxima cuando se haga efectiva.
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