La consultora DNV GL, con la colaboración del Imperial College de Londres y NERA Economic Consulting, ha realizado un informe para la Comisión Europea en el que establece que el desafío de lograr una mayor integración energética en Europa puede ser mitigado con una serie de medidas técnicas y regulatorias para las energías renovables y, en particular, la fotovoltaica y la eólica, de tal manera que la integración de éstas en la red eléctrica europea podría llegar a suministrar el 60% de la electricidad en 2030.
Bajo el título "La Integración de las Energías Renovables en Europa", el informe tiene por objetivo analizar cómo se puede descarbonizar el sector eléctrico europeo de aquí a 2030 considerando diferentes escenarios con distintos niveles de generación renovable. Destaca que no hay suficientes incentivos para invertir en la mejora de infraestructuras (generación renovable, generación convencional y almacenamiento de electricidad) y analiza posibles reformas regulatorias, en el diseño del mercado, redes y sistemas de apoyo, que puedan ayudar a integrar un nivel creciente de energías renovables.
Las principales aportaciones de este informe son que se confirman las conclusiones del _Road Map a 2050 _de la Agencia Internacional de la Energía, en el sentido de que los costes en 2030 de un sistema con alta penetración de renovables son similares a los del escenario de referencia, en el que se considera una menor penetración de renovables. Esta conclusión demuestra que hay un cambio en la estructura de costes, en el sentido de que los costes de operación de las plantas convencionales se reducen y aumentan los costes de capital de las renovables.
Según el informe, la integración eficiente de un alto porcentaje de renovables exige la construcción de nuevas infraestructuras, incluyendo redes de transporte y distribución como generación de respaldo. Así mismo, la generación distribuida requiere una extensión de las redes de distribución y una mayor participación de la respuesta en la demanda eléctrica, destacando en este sentido el papel de los vehículos eléctricos.
Una megared europea
El informe viene a confirmar que una mayor integración de las fuentes de energía renovables como la energía solar y eólica es posible, pero el énfasis debe ser puesto en la mejora de la infraestructura de distribución a través de todo el continente. De la misma manera que Internet ha revolucionado el campo de la comunicación y muchos otros, la creación de una megared de energía podría ser el punto de inflexión de la política energética de la UE.
Como parte de la Hoja de Ruta de la Energía para 2050, Europa está presionando para lograr la Unión Energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Las smart grids o redes inteligentes están llamadas a desempeñar un papel fundamental en la maduración de las redes debido a su capacidad para reducir al mínimo la necesidad de expansión de la distribución.
En particular, el informe sugiere que el control de la tensión en las redes de distribución y generación descentralizada es a la vez eficaz y viable, sobre todo en cuanto se refiere a los sistemas descentralizados de almacenamiento, lo que podría limitar la variabilidad de la producción fotovoltaica en determinados momentos del día. ¿Cómo? Según el informe, la mejor manera de gestionar la integración de la energía solar y eólica en la red es crear una distribución geográfica equilibrada.
Un buen ejemplo es la Iniciativa del Mar del Norte Countries'Offshore, un proyecto que conectará los parques eólicos en alta mar en una especie de red regional, permitiendo a los países compartirla para equilibrar la producción de energía. La idea - avanzada en un Memorando de Entendimiento firmado en 2009 por nueve Estados miembros de la UE y Noruega - tiene un enorme potencial: en 2030, los vientos del Mar del Norte serán capaces de proporcionar 10% de su electricidad sin producir emisiones de CO2.
Por tanto, la red integrada se puede imaginar como un gran anillo que conecta Noruega al Reino Unido, a través del Canal Inglés a Bélgica, Holanda y Alemania, antes de regresar a Escandinavia. Su aplicación debería permitir a Europa introducir una zona de "libre comercio" para las energías renovables, la reducción de la necesidad de almacenamiento y aprovechando el exceso de capacidad.
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