El bloqueo de la economía por la COVID-19 en toda Europa, además de provocar una crisis sin precedentes, ha tumbado los precios en todos los mercados eléctricos del Viejo Continente, ha aumentado los temores sobre una recesión económica y por tanto, mayores riesgos para los inversores y, además, ahora amenaza con acabar con la convocatoria de nuevas subastas necesarias para impulsar el sector renovable. Existe mucha incertidumbre en el medio plazo.
Eso es de lo que alerta el consorcio AURES II, una iniciativa financiada con fondos europeos que estudia la ejecución eficiente de subastas. La pandemia y su disrupción económica y política están teniendo graves repercusiones en las subastas de energía renovable, afecta a la incorporación de nuevos proyectos, retrasa el desarrollo de los que están en marcha y, en última instancia, aumenta los riesgos de financiación junto con la caída en los precios del mercado mayorista.
En su documento "Impact of COVID-19 on Renewable Energy Auctions", AURES II ha analizado esos impactos en las subastas y su posible evolución a medio plazo, ofreciendo a los gobiernos recomendaciones sobre ajustes inmediatos para introducir en su diseño de subastas que permitan enfrentar mejor esta situación extraordinaria.
Según su informe, esos impactos son aún inciertos pero los 'paquetes verdes' podrían y deberían aumentar el gasto público en energía limpia y el acceso a financiación. Cada vez más Estados miembros está de acuerdo en que el New Green Deal debería ser central para una recuperación después de COVID-19. Los paquetes de estímulo económico nacional podrían incluir criterios de sostenibilidad, proporcionar fondos adicionales o líneas de crédito para las renovables.
Además, AURES II recuerda que está sobre la mesa la vinculación de la contaminación del aire con un mayor número de muertes relacionadas con COVID-19, lo que también podría aumentar la presión para salir de la generación de carbón y cambiar a renovables rápidamente.
Así que, en su opinión, los gobiernos podrían considerar los siguientes ajustes inmediatos en el diseño de nuevas subastas:
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Ampliar los plazos de realización de los proyectos adjudicados y para las próximas subastas.
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Permitir períodos de adjudicación más largos y aumentar la digitalización del procedimiento de subasta.
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Ajustar los horarios de la subasta pero (si es posible) evitar las revisiones a la baja del volumen de la subasta.
Lo que teme este consorcio europeo es que algunos gobiernos puedan considerar reducir los nuevos volúmenes de subastas, lo que sería un problema. La certeza de planificación a largo plazo es particularmente importante para la industria renovable y aún más en tiempos de incertidumbre. Con el objetivo de lograr altos niveles de competencia y pujar por precios bajos en las subastas, los países generalmente buscan proporcionar a los inversores un calendario de subastas de varios años, y que incluya volúmenes de capacidad por tecnología.
AURES II confirma que la industria eólica española ha hecho hincapié en la urgencia de publicar calendarios de subastas seguros durante la crisis de Covid-19. Si se ajusta a la baja dichos volúmenes de subastas programados debido a una menor demanda de energía en el corto plazo pondría en peligro aún más a una industria que necesita certidumbre.
No solo eso. Primero intensificaría la competencia (debido al exceso de oferta) y finalmente conduciría a la concentración y, por lo tanto, a la erosión de la competencia y al aumento de los precios de renovables en el medio plazo.
Si bien los gobiernos podrían tener como objetivo que se evite subir el precio de la luz al consumidor final a corto plazo, mantener altos volúmenes de subastas tiene la ventaja de que los costes para los consumidores en general no ocurren en el momento de la adjudicación del proyecto, sino que se extienden a medida que los pagos de energía superan los 15-20 años.
En definitiva, retrasar las subastas puede ser una medida efectiva a corto plazo para evitar las consecuencias adversas inmediatas para sus resultados. Sin embargo, los retrasos innecesarios y la cancelación de las subastas podrían no solo afectar el logro de los objetivos de renovables para 2030, sino también causar interrupciones en las cadenas de suministro e impactar negativamente en los resultados de subastas futuras.
Así que, AURES II aconseja que, aunque las subastas puedan posponerse por los retrasos en las cadenas de suministro y en las interrupciones en la construcción como consecuencia de COVID19, los países en general deben abstenerse de ajustar los volúmenes de las subastas a la baja en los calendarios ya anunciados. Pero no hay que olvidar que el impacto de COVID-19 en las inversiones de renovables debe continuar siendo monitoreado para que los países puedan reaccionar en caso de que la competencia en las subastas se reduzca significativamente.
*El consorcio AURES II está formado por 11 instituciones públicas y empresas privadas que representan a nueve países europeos y que cuentan con algunos de los principales expertos en política energética en Europa: el CSIC, DTU (Universidad Técnica de Dinamarca), eclareon, Factor, formicablu, Fraunhofer Institute for Systems and Innovation Research ISI, Navigant, REKK, Takon, Technische Universitaet Wien (TU Wien), University of Exeter.
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