Las instalaciones nucleares españolas comunicaron al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) un total de 22 sucesos notificados, de los que 18 se produjeron en centrales nucleares. Se trata de incidencias por incumplir alguna de sus especificaciones de funcionamiento, por fallos en la operación o deficiencias en los sistemas de seguridad.
La cifra representa un 60% menos que en el ejercicio anterior, cuando se comunicaron un total de 55 incidencias según datos del propio regulador.
Además, la instalación nuclear de la fábrica de combustible de Juzbado (Salamanca) comunicó al regulador tres sucesos y en Sevilla se comunicó la sustracción de un equipo con dos fuentes radiactivas de baja actividad el 29 de marzo.
Mientras, desde la Unidad de Bioquímica de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona se comunicó una contaminación no intencionada en el contenedor de un vial en el laboratorio que obligó al titular a suspender la actividad en la instalación y el CSN requirió medidas para evitar que este suceso se repita. Este suceso fue clasificado como de nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Notificados, al representar una contaminación no planificada.
En cuanto a las centrales, en 2016 Vandellós II (Tarragona) lideró las notificaciones al regulador, con cinco de ellas, todas clasificadas con nivel cero en la Escala INES y registradas durante el segundo semestre del año. En el lado opuesto, la central nuclear de Trillo (Guadalajara) no ha comunicado ningún suceso.
La central nuclear de Cofrentes informó de tres sucesos notificados a lo largo del año, igual que la fábrica de combustible de Juzbado (Salamanca).
Las centrales de Almaraz (Cáceres) comunicaron un total de 5 sucesos al CSN, dos de ellos en la unidad 1, otro en la unidad 2 y otros dos que afectaban a las dos. Mientras, Ascó II (Tarragona) comunicó dos sucesos y Ascó II, un suceso. También la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) comunicó a regulador un suceso notificado.
De los 22 sucesos, 20 fueron clasificados con un nivel 0 en la Escala INES, lo que indica que no tuvo significación para la seguridad. El de la Facultad de Medicina y otro que afectó a las dos unidades de Almaraz el 26 de julio subieron un nivel más en la escala y se clasificaron con un nivel I.
Precisamente, la central nuclear de Almaraz registró en enero y febrero una parada automática del reactor a principios de año y un conato de incendio. Estos sucesos motivaron una inspección de los técnicos del CSN en la propia planta.
Esto sucedió el 29 de enero, al dispararse una turbina y el reactor por el alto nivel en el generador de vapor causado por el disparo de una bomba principal de refrigeración del reactor por un fallo del interruptor.
Después, el 22 de febrero se activó el sistema de detección de incendios por un conato de en un armario de control asociado a los componentes del generador diésel 4 (la planta cuenta con cinco). El generador estaba fuera de servicio por tareas de mantenimiento y el conato de incendio se sofocó en menos de tres minutos por el propio personal de mantenimiento.
Precisamente, estos generadores diésel son los que garantizan el abastecimiento de energía a la planta en caso de se produjera una pérdida de suministro exterior a la central y este hecho motivó, precisamente, la revisión en profundidad de este sistema.
Ya en julio, el titular de Almaraz comunicó el incumplimiento de una exigencia de vigilancia requerida por las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF), por la que es necesario verificar que la temperatura de agua de refrigeración de componentes a la salidadel cambiador es inferior a su valor de diseño cuando el sistema de limpieza de esos cambiadores está fuera de servicio.
Este incumplimiento finalmente fue clasificado el 25 de octubre con un nivel 1 en la Escala INES tras un análisis en profundidad.
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