Política energética

Las nueve razones de Romeva y Junts Pel Sí para lograr la soñada independencia energética de Cataluña

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Raul Romeva EFE

Querer la independencia de Cataluña conlleva querer ser independiente en todo. Y cuando hablamos de todo también hablamos de energía. Para ser independiente es necesario serlo energéticamente. Es por ello que el nuevo líder independiente Raül Romeva, cabeza de lista de Junts Pel Sí, la nueva plataforma creada por CDC y ERC con la que asistirán a las elecciones del 27S, cree que la independencia energética de Cataluña es posible. Aunque para lograrla tendría que salvar unos cuantos obstáculos

Según un artículo del propio Raül Romeva escrito el pasado julio en el diario Ara, la independencia energética de Cataluña es posible básicamente por dos aspectos: "El primero: actualmente ya disponemos de las infraestructuras para garantizar el suministro y distribución energética en todo el país, tal como pone de manifiesto el informe 9 del Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN). Y el segundo: la independencia nos permite aplicar medidas para tener un mejor sistema energético, más sostenible, asequible y eficaz. Y aquí es, precisamente, donde las conclusiones del CoEnerCat son un magnífico argumentario".

Se refiere el líder de Junts Pel Sí de un documento en el que expertos respondían a a la siguiente pregunta: ¿qué ganaríamos en el sistema energético de Cataluña con un estado propio? y que fue una de las conclusiones del 2º Congreso de Energía de Cataluña (CoEnerCat)

De este documento se pueden extraer nueve razones por las que Cataluña podría ser independiente energéticamente hablando. El documento habla de ventajas de un sistema energético catalán propio. Estas son:

1.- Decidir la política energética en función de las necesidades, de los recursos y de los intereses de los siete millones de ciudadanos de Cataluña y de las directivas de la UE en lugar del de los 47 millones de españoles o el de las empresas energéticas y constructoras.

2.- Decidir las infraestructuras energéticas (redes de gas y electricidad, exploración y producción de gas y petróleo, parques eólicos en alta mar, etc) y otras infraestructuras con gran impacto en el consumo de energía (el corredor mediterráneo, la conexión ferroviaria con los principales polos industriales, con los puertos y aeropuertos, la mejora de las carreteras saturadas como la N-II, etc), según las necesidades y los recursos de Cataluña.

3.- Negociar directamente con la Unión Europea y otros estados (incluido el español) las interconexiones eléctricas y de gas, el corredor mediterráneo y otros temas de interés común como la gestión de cuencas fluviales comunes o la participación en proyectos de investigación y desarrollo.

4.- Disponer de la capacidad regulatoria y jurídica del uso del subsuelo, de las aguas marinas y de las cuencas fluviales compartidas con España, Andorra y Francia. De esta manera, los desacuerdos se resolverían en tribunales internacionales en vez de los españoles.

5.- Las empresas energéticas deberían de operar según la normativa catalana, tener en Cataluña la sede y pagar aquí sus correspondientes impuestos.

6.- Poder modernizar el sistema energético catalán con la correspondiente reducción de costos, el aprovechamiento de los recursos propios y la creación de nuevos puestos de trabajo cualificados en el futuro.

7.- Garantizar la cobertura de las necesidades básicas de energía a toda la población, a los servicios y a las empresas locales de una manera equitativa en el complejo clima y territorio de Cataluña, con el debido respeto al paisaje y al medio ambiente.

8.- La formación ciudadana y profesional sería la adecuada a las necesidades y a las preferencias de los ciudadanos de Cataluña.

9.- Proporcionar seguridad jurídica a las empresas, a las inversiones financieras y a la banca, de manera que traigan su actividad a Cataluña en lugar de hacer que salgan al no disponer de unas reglas de juego claras, estables y sobre todo sin carácter retroactivo.

Estas ventajas se pueden resumir en unos costes de las energía más bajos, en la prestación de mejores servicios, en la posibilidad de erradicar el riesgo de pobreza energética, en reducir la dependencia energética y en crear nuevos puestos de trabajo de futuro y de mejor calidad, finaliza la primera parte del documento.

Para Romeva, estas ventajas "serían sólo consecuencia de no estar sujetos a políticas del café para todos, del menosprecio de Cataluña como región periférica o en contradicción con los requerimientos de la UE, pero se podrían incrementar aún más en función de quién (y cómo) gobernara ese estado. En otras palabras: la condición de estado es una condición necesaria, aunque no suficiente", asegura.

En resumen,  "el control de la energía es fundamental para un país, por motivos económicos, de dependencia hacia el exterior, de equilibrio territorial, de suministro a la sanidad pública, de empleo, de bienestar de la ciudadanía o de respeto del medio ambiente", afirma el líder de Junts Pel Sí.

"Tenemos ante nosotros la oportunidad de diseñar y poner en práctica un modelo mejor, más sostenible, más eficiente y más solidario. Contar con las herramientas propias de un estado es sólo el instrumento, no el fin", concluye.

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