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Las sombras que se ciernen sobre el futuro de las renovables

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España debe apoyar más a las renovables, según Izquqierda Plural.
España debe apoyar más a las renovables, según Izquqierda Plural.

Todos los informes de prospectiva del sector de la energía vienen pintando un futuro de esplendor para el sector de las energías renovables y, en particular, para la solar fotovoltaica y la eólica. El último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte de que la energía solar será la primera fuente de energía eléctrica en el mundo en 2050 con una participación del 27% -16% corresponderá a la fotovoltaica y el 11% a la termosolar-. La eólica no le andará muy a la zaga, con una proporción  similar a la hidroeléctrica y una cuota de participación próxima al 20%. ´

La razón de este desbordante optimismo reside en la** reducción de los costes de producción de los paneles fotovoltaicos y de las turbinas eólicas,** y también en los avances realizados en la eficiencia. Las tecnologías utilizadas en las energías renovables son cada vez más  eficientes, ya que hoy día son capaces de generar más energía incluso en condiciones menos óptimas, con poco viento, bajas velocidades o baja irradiación solar. Esto, unido a que las tecnologías de almacenamiento de energía están mejorando rápidamente y a las políticas energéticas impulsadas en la UE, Estados Unidos y China, principalmente, han posibilitado un desplome en los precios de la energía en general y de las renovables en particular.

Según  el estudio Rethinking Energy de la Asociación Internacional de las Energías Renovables (Irena) el precio de las placas solares fotovoltaicas han descendido entre un 65% y un 75% entre 2009 y 2013, y el precio de la energía  lo ha hecho  un 80% desde 2008, con una tendencia a la baja en los próximos años. También, con el paso del tiempo, la energía eólica se ha ido convirtiendo en una de las formas más asequibles para generar electricidad, y el informe anual sobre el coste de la energía del banco de inversión Lazard destaca que también es la opción de generación más rentable para reducir las emisiones de CO2. Según los números del banco, los costes normalizados para la energía eólica se han reducido un 58% desde 2009, y el 15% en el último año.

Los recortes, un hándicap

Ante estas perspectivas, cualquiera podría pensar que el futuro de las energías renovables va a ser un camino de rosas. Y nada más lejos de ello. Algunos nubarrones se ciernen sobre las tecnologías renovables que ensombrecen su futuro y los problemas, todavía superables, comienzan a surgir por numerosos lugares del planeta. Y no hay que irse muy lejos. Los recortes introducidos con la reforma energética en España han paralizado a uno de los sectores industriales más pujantes de los últimos tiempos. Hoy la inversión brilla por su ausencia y el futuro está plagado de nubarrones, aunque la industria está buscándose los garbanzos en el exterior con notables resultados.

En Estados Unidos, también comienzan a surgir algunas dificultades. Según algunos estudios recientes, la fotovoltaica y la eólica se enfrentan en estos momentos a tres factores de riesgo que amenazan su crecimiento futuro. El primero de ellos es la cada vez mayor oposición a los nuevos proyectos renovables entre los ciudadanos, que ven ellos una fuente de ruido, una seria amenaza que disminuye el valor de sus propiedades  o simplemente un peligro para la vida de algunas especies animales.

Un segundo factor de riesgo es la tremenda competencia de un shale gas mucho más barato como consecuencia de la revolución del fracking. Una cuestión que en Europa no preocupa pero sí en Estados Unidos, donde las microrredes, los paneles fotovoltaicos en el tejado de las casas y de los pequeños negocios, y la reducción de la demanda ofrecen un panorama idílico pero, hoy por hoy todavía incapaz de sustituir un sistema eléctrico asequible, confiable y seguro como el que tiene EEUU en la actualidad.

La energía solar y la eólica han tenido un crecimiento enorme en los últimos años gracias a las regulaciones favorables y a generosas subvenciones o créditos fiscales. Estas ayudas sirvieron para ponerlas en órbita, y su desaparición podría ser, a juicio de algunos, el catalizador de su defunción. Pero lo que no tienen en cuenta los agoreros es que los costes de la fotovoltaica y la eólica son competitivos y lo seguirán siendo aún más en el futuro. Las amenazas son  reales, pero no parecen que vayan a tener la entidad suficiente para parar la transición energética.

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