Las torres de Cádiz lucen nueva cara

Las Torres de Cádiz, también conocidas como las torres de la luz tienen nuevo brío. Después de 40 años iluminando la Ciudad de la Luz, Endesa ha llevado a cabo la operación de mantenimiento y ha renovado por completo esta histórica infraestructura eléctrica.

Su diseño está inspirado en la torre de Radiodifusión de Moscú, de Vladimir Shújov (1922), un paraboloide hiperbólico a base de una celosía compuesta por pequeñas estructuras metálicas.

La construcción de las torres tiene una estrecha relación con la instalación de la Central Térmica de Cádiz en los años 50, ya que se diseñaron para evacuar en la subestación de Puerto Real la energía que se producía en estas instalaciones.

Con este objeto se estudiaron diferentes soluciones; una de ellas analizó la posibilidad de que las líneas discurriesen por el istmo de Cádiz y las zonas de salinas de San Fernando, un procedimiento que fue desechado debido a los problemas de salinidad, cimentaciones y cruces de caños navegables que presentaba este recorrido.

Otro procedimiento estudiado fue la posibilidad de establecer un cable submarino cruzando la bahía, esta opción fue descartada ante el informe desfavorable que desarrollaron las casas fabricantes. En él se señalaba que el fondo es fangoso, movedizo, con corrientes fuertes y navegación intensa.

Por ello, la solución adoptada fue cruzar la bahía con una línea eléctrica de doble circuito de 132 kV.

En 1961

Alberto Toscano diseñó dos torres idénticas de 150 metros desde el suelo, con un diámetro de 20 metros en su base que va estrechándose hasta su punta superior, con solo 6 metros de diámetro. En cada una de estas torres se apoya una cruceta colocada horizontalmente de estructura metálica de 70 metros de longitud.

Esta obra de ingeniería se llevó a cabo entre 1955 y 1961 bajo la supervisión y dirección de Remo Scalla.

Por eso ahora Endesa, tras más de 40 años ha renovado toda la instalación y El Periódico de la Energía estuvo viendo in situ cómo han quedado las hercúleas instalaciones.

No se sabe si son las más altas, pero prácticamente son torres el doble de altas que las que se pueden ver normalmente por la carretera.

Su majestuosidad impone y más cuando más te acercas. Llegas y por cuestiones de seguridad te colocan botas especiales y un casco, y doy fe de que es totalmente necesario.

Los 150 metros imponen y mucho desde el interior de la base de la torre. Y hay que subir. Pero no hay ascensor. Sí, 790 escalones en espiral hasta llegar a la cima.

"Guau, qué pasada", decía la mayoría. Las vistas eran impresionantes, pero más aún, diría escalofriante el testimonio de los directivos de Endesa explicando las tareas que se han llevado a cabo durante este mes de noviembre para renovar todo.

Los trabajos de mantenimiento

Las torres de la bahía de Cádiz están conectadas por dos circuitos de 132 kilovoltios formados cada uno por tres cables de 2.488 metros, por lo que los trabajos se dividieron en dos fases: una por cada uno de los circuitos, de forma que mientras se han sustituido los tres cables de un circuito, el otro ha seguido funcionando, garantizando el suministro eléctrico a Cádiz.

Para llevar a cabo estos trabajos, que dieron inicio el pasado 2 de noviembre, se ha utilizado maquinaria especializada que se ha colocado en los pórticos de cada torre, una estructura de cemento que permite no solo mantener la tensión de los cables, sino también conectarlos con la subestación de la que se abastecen de energía.

La maquinaría utilizada, de gran tonelaje, han sido un freno o máquina de frenado y las bobinas de los cables nuevos que se colocaron en la Zona Franca de Cádiz, donde se ubica el llamado Pórtico San José.

En el lado opuesto, en la zona de Puerto Real en el llamado Pórtico Cabezuela, se colocó el denominado motor de tiro o cabrestante encargado de ir recogiendo el cable antiguo. Las dos maquinarias ubicadas a cada lado de la Bahía han estado sujetas gracias a unos anclajes de 8,5 toneladas capaces de resistir la tensión que ejercen los cables.

Para que se hagan una idea, cada uno de los seis cables pesa cerca de 4.500 kilogramos, más o menos lo mismo que un elefante de la sabana africana. Por ello de los anclajes.

Y a pesar de ello, los trabajadores de Endesa explicaban que los días de fuerte viento mueven los cables y las propias torres que están diseñadas para ello.

El cable guía

A 150 metros de altura los técnicos han quitado las cadenas de aisladores para colocar las poleas por donde ha pasado primero el cable guía y después el cable nuevo. Este ha sido precisamente el momento de mayor tensión ya que se ha diseñado al milímetro y se ha ejecutado a 150 metros de altura. En esta fase es en la que se ha cortado el tráfico marítimo por motivos de seguridad.

Una vez se ha colocado el cable nuevo, se han vuelto a instalar los aisladores y los amortiguadores que permiten superar las vibraciones provocadas por los fuertes vientos en la zona. Estos elementos también son de fabricación española. Por un lado, los aisladores de vidrio los fabrica la empresa segoviana Saint Gobain La Granja, mientras que los amortiguadores provienen de la navarra Saprem.

“Hoy por las torres de la bahía de Cádiz pasa nueva energía gracias a estos cables que han sido sustituidos en un tiempo récord por un equipo de 30 personas entre operarios e ingenieros de Endesa y AMETEL, empresa de trayectoria internacional que nos ha ayudado a la realización de estos trabajos”, ha señalado Jose Manuel Revuelta, director general de Redes de Endesa, que hoy ha presentado la finalización de las obras.

“Este proyecto es un ejemplo de la aplicación de última tecnología e innovación en la red de distribución que estamos llevando a cabo en toda nuestra infraestructura eléctrica para ofrecer una red más resiliente y adaptada a las necesidades actuales”, afirmó.

En definitiva, las Torres de la luz, una infraestructura única que os la acercamos aquí.

Y en la que dejamos nuestra pequeña huella.