Para alcanzar el objetivo de cero emisiones netas necesario para limitar el aumento de la temperatura global será necesaria una transformación sin precedentes del sistema energético mundial. El esfuerzo ya está en marcha, pero es necesario trabajar mucho más para crear un sistema sostenible y resiliente que pueda satisfacer la creciente demanda de energía y, al mismo tiempo, reducir en gran medida las emisiones de gases de efecto invernadero. El informe anual insignia de Rystad Energy, Escenarios energéticos globales 2024, que acaba de publicar, ofrece una hoja de ruta estratégica para un futuro con bajas emisiones de carbono y una mirada en profundidad a lo que se necesitará para lograr el escenario de 1,6 °C del IPCC.
El análisis de Rystad Energy se centra en tres tareas esenciales: descarbonizar el sector eléctrico, electrificar los sectores clave de uso final y abordar las emisiones residuales. Cada tarea desempeña un papel crucial para lograr la reducción de emisiones. Un sector eléctrico descarbonizado por sí solo contribuye con el 40% de las reducciones previstas, y la electrificación en el transporte, la industria y los edificios agrega otro 40%.
Abordar el 20% restante se centra en las emisiones residuales, en particular en sectores que son difíciles de electrificar por completo. Esta distribución refleja el equilibrio necesario para reducir las emisiones, lo que pone de relieve la importancia de la adopción de tecnología y de marcos de políticas sólidos.
Rápida implantación de energías renovables
En el sector eléctrico, la rápida implantación de energías renovables (en particular la solar y la eólica) marca un hito clave. Las instalaciones solares alcanzaron un récord de 360 GWac en 2023, un aumento interanual del 60%, lo que pone de relieve la escalabilidad de la energía solar y las importantes reducciones de costes.
La energía eólica sigue complementando el crecimiento de la solar, especialmente en regiones con recursos eólicos favorables. Al mismo tiempo, las soluciones de almacenamiento en baterías están demostrando ser indispensables para las redes con un elevado consumo de energía renovable, mejorando la resiliencia al almacenar el excedente de energía y liberarlo cuando la generación disminuye.
La electrificación de la economía está reconfigurando la demanda en sectores clave y alterando radicalmente el panorama energético mundial. El sector del transporte, por ejemplo, está experimentando una rápida transición hacia los vehículos eléctricos, que se prevé que representen el 23% de las ventas mundiales de vehículos de pasajeros en 2024.
Electrificación
Los beneficios de la electrificación en términos de eficiencia son igualmente notables. Los sistemas eléctricos, como los vehículos eléctricos y las bombas de calor, son mucho más eficientes energéticamente que las tecnologías basadas en la combustión. Los vehículos eléctricos, por ejemplo, utilizan sólo una fracción de la energía que requieren los vehículos convencionales para lograr la misma movilidad, mientras que las bombas de calor proporcionan tres o cuatro veces más calor por unidad de electricidad que los sistemas tradicionales. Este cambio en el panorama energético pone de relieve el concepto de “energía útil”.
A diferencia de los sistemas de combustibles fósiles, en los que se pierde una cantidad sustancial de energía a través de la extracción, el transporte y la combustión, las energías renovables y la electrificación pueden proporcionar una mayor proporción de energía directamente en el punto de uso, maximizando la eficacia de cada unidad de energía.
Emisiones residuales
A juicio de los analistas de Rystad, también es fundamental abordar las emisiones residuales, que son más difíciles de eliminar mediante la electrificación. La captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS), el hidrógeno verde y los biocombustibles son esenciales para reducir las emisiones en la industria pesada, la aviación y la producción de cemento.
En el cemento, por ejemplo, donde las emisiones son inherentes al proceso de producción, la CCUS ofrece una solución viable. Ampliar el uso de biocombustibles en la aviación también será clave para alcanzar emisiones netas cero en este sector difícil de reducir. Sin embargo, muchos proyectos siguen siendo de alto riesgo, lo que pone de relieve la necesidad de un apoyo político específico y avances tecnológicos para que estas soluciones sean viables.
El nuevo informe también analiza los posibles beneficios climáticos. De particular interés son las recientes innovaciones en el uso de la tierra, como la energía solar fotovoltaica. Al ubicar en el mismo lugar las instalaciones solares y las actividades agrícolas, la energía solar fotovoltaica permite a las regiones satisfacer la demanda máxima de energía solar con solo el 1,1% de las tierras agrícolas mundiales, mientras que una expansión al 3,8% podría cubrir las necesidades totales de energía en el marco de la trayectoria de 1,6 °C. Este enfoque dual respalda la seguridad alimentaria y energética, en particular en las regiones con fuertes recursos solares, al contribuir tanto a la producción sostenible de alimentos como a la generación de energía limpia.
Por último, Rystad Energy reconoce que la reducción de las emisiones de metano ofrece una oportunidad de impacto a corto plazo, dado su potencial de calentamiento intenso pero de corta duración. La fermentación de precisión en la agricultura, por ejemplo, puede reducir las emisiones de metano hasta en un 97% en comparación con los métodos convencionales, mientras que una mejor detección y mitigación de fugas en el sector del petróleo y el gas promete mayores reducciones. Estas medidas ofrecen soluciones de alto impacto que complementan los esfuerzos de reducción de CO₂ a largo plazo, lo que genera beneficios climáticos inmediatos.
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