Eficiencia

Los cultivadores de marihuana de EEUU recurren a la eficiencia energética

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Para hacer frente al colapso de los precios del cannabis, los productores estadounidenses están recurriendo a la eficiencia energética como una forma de reducir costos y seguir siendo competitivos.

La reciente legalización parcial de la producción de marihuana en Estados Unidos definitivamente ha supuesto un cambio de juego. En la actualidad, cuarenta estados de la Unión han autorizado la producción de marihuana para uso recreativo o médico, y aproximadamente sesenta millones de estadounidenses están drogándose regularmente.

En términos ambientales, el cultivo de marihuana se produce principalmente en invernaderos. Para producir cannabis en dosis fuertes, los productores deben garantizar temperaturas y condiciones higrométricas estrictas. La mayoría de las veces, se necesitan lámparas UV y acondicionadores de aire fuertes, dos verdaderas pérdidas de energía, según la publicación líder en la industria, Utility Dive.

Según un informe del grupo analista de cannabis New Frontier Data, cientos de productores autorizados consumieron más de un millón de megavatios-hora de electricidad en 2017, en comparación con los aproximadamente 3 millones que se espera que consuman en 2022. Los productores ilegales consumieron tres veces más energía que su contraparte oficial en todo el país, pero no en las regiones donde la producción de cannabis fue fuerte.

En Denver (Colorado), los cultivadores de cannabis de invernadero consumieron cerca del 4% de la energía local, que representa el consumo de Internet de la ciudad. Entre 2011 y 2016, en el estado de Colorado, la demanda de energía de sus 500 productores de cannabis se multiplicó por ocho.

El suministro seguro de energía a algunas regiones no es el único problema causado por el crecimiento exponencial del cannabis.

En 2017, la calefacción y el aire acondicionado de los invernaderos 'legales' emitieron 500.000 toneladas de carbono al año. New Frontier Data estima que este número podría incluso triplicarse para 2020, y si se tiene en cuenta la producción ilegal, la huella de carbono de la 'droga' estadounidense podría estar flirteando con cifras cercanas a los 5 millones de toneladas de CO2 por año. Eso no está bien.

Colapso de los precios

Afortunadamente, la economía se encarga de las cosas. Con el aumento de la competencia, los precios en el mercado de la marihuana se han derrumbado. En Colorado, nuevamente, se vendió una libra de cannabis por 750 dólares (445 €) en 2017, en comparación con 500 $ (296 €) a finales de 2018. En 2019, se espera que los precios bajen a 300 $ (178 €).

Para mantenerse competitivos, los productores ahora tienen que apretar sus pernos, en particular con respecto a sus costos de energía, ya que estos pueden representar del 20 al 40% del costo del producto final.

Algunas instituciones, como Energy Trust en Oregón, están empezando a financiar sistemas de iluminación y calefacción basados ​​en LED, que consumen mucha menos energía que las lámparas de crecimiento de vapor de sodio.

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