Ya lo decían algunos expertos, incluso las propias eléctricas. Los nuevos contadores eléctricos inteligentes se han convertido en una pesadilla tanto para los consumidores como para las empresas, pero finalmente quien se ve más afectado es el usuario.
Ha sido tanto el caos sobre los contadores inteligentes, la desinformación, la no preparación del sistema y de los propios contadores, que al final no extraña que suceda lo que está pasando. Ha habido consumidores que han recibido refacturaciones por valor de 3.000 euros. La Asociación General de Consumidores (Asgeco) ha recibido miles de denuncias de usuarios que han visto como las eléctricas les han refacturado con un cambio sustancial en el consumo eléctrico. En esas cartas, las compañías, según las denuncias de los consumidores, amenazaban con que si no se pagaba se cortaría el suministro eléctrico.
Asgeco, ante la avalancha de denuncias, decidió ir a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para contarle los hechos. El regulador ya ha tomado cartas en el asunto y ha abierto un expediente informativo por las prácticas de las distribuidoras de electricidad en respuesta a los posibles fraudes en los contadores, según contó Energynews.
El expediente se plantea con el objetivo de reunir información acerca de lo sucedido en este ámbito y no tiene carácter sancionador, ya que en este caso son las comunidades autónomas las que tienen asumida esta competencia. Pero las cartas están ahí. El organismo presidido por José María Marín Quemada desea recabar información entre las comercializadoras y las distribuidoras con vistas a aplicar posibles correcciones normativas.
En concreto, el expediente se propone "conocer, y en su caso corregir, las prácticas que están llevando las empresas distribuidoras en relación con la detección de fraudes en el suministro eléctrico".
Este presunto fraude deja en mal lugar a las empresas y al Ministerio, por regular algo para lo que no está preparado el sector. Estas facturaciones tan altas, incomprensibles para cualquier consumidor, incluso para las empresas, sobre todo conociendo el consumo de su cliente, dejan en evidencia que los contadores inteligentes no sirven de mucho. O por lo menos a día de hoy. Ya se verá si en el futuro sirven para que el consumidor sea más eficiente, principal objetivo del Ministerio al anunciar el cambio normativo.
Hay que tener en cuenta que los contadores se colocan en la fachada de las casas, y eso puede ser un cebo perfecto para que se pueda manipular, para bien o para mal. En cualquier caso el consumidor sale perdiendo. O paga o le cortan la luz. El usuario, sin quererlo ni beberlo, ha visto como la compañía le cambia el contador para que todo vaya mejor, se controle más el consumo y sea una contabilidad más fiable. En vez de eso, se encuentra que le cobran parte de la instalación y encima se encuentra fallos en la facturación.
Hasta el propio presidente de Unesa, Eduardo Montes, decía hace unas semanas que ni las empresas, ni los usuarios, ni el sistema están preparados aún para el cambio. Pero como la norma dice que en este año tiene que haber nueve millones de contadores instalados pues las eléctricas están realizando los cambios obligatorios.
En definitiva, el caos que se ha montado con los nuevos contadores inteligentes demuestra que ha sido una medida totalmente ineficiente para el consumidor, el más indefenso de todo esto.
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