Kenia planea construir una central eléctrica de carbón de 1 GW en la isla más hermosa de la costa Swahili, en la isla de Lamu, donde los burros recorren los callejones entre edificios antiguos revestidos de coral. Los 'dhows' de madera anclan en sus puertos pesqueros y los automóviles privados están prohibidos, según cuenta The Economist.
Sería la primera planta de carbón de Kenia, a 20 km de distancia del continente, lo que ha causado consternación desde que se conoció esos planes en 2013. Los isleños temen que la contaminación dañe la arquitectura, destruya el medio marino y disuada a los turistas, su principal fuente de riqueza. También los ecologistas se han quejado de que la central aumentaría en gran medida las emisiones de gases de efecto invernadero de Kenia. Aú así, hay esperanza de que finalmente se quede en una idea. En junio pasado un tribunal keniata suspendió la licencia del proyecto en espera de una evaluación de impacto más exhaustiva.
Sin embargo, el gobierno parece no haberse rendido. Kenia quiere industrializarse. Las autoridades sostienen que producir energía con carbón es barato y más seguro que con las energías renovables. Algunos se quejan cuando se plantean objeciones ambientales, dado que dos tercios de la electricidad de Kenia ya proviene de energías renovables. "Europa se industrializó gracias al carbón", dice un funcionario, "¿no es un poco rico hablarnos sobre nuestra huella de carbono?"
Aún así, tal como están las cosas, África subsahariana obtiene poca electricidad del carbón. Fuera de Sudáfrica (que genera el 93% de su electricidad a partir del carbón), esa parte del continente cuenta con solo doce centrales eléctricas que funcionan con carbón. Y la mayoría son pequeñas centrales. Sin embargo, las cosas están cambiando. Los gobiernos subsaharianos planean construir docenas de nuevas centrales eléctricas de carbón, según Global Energy Monitor, un organismo de control. Muchas de ellas están respaldadas por inversores chinos.
A los funcionarios corruptos les gustan los grandes contratos, pero existen argumentos poderosos para que África evite el carbón. Uno es global. África puede no es la culpable del cambio climático, pero ha acordado ayudar a mitigarlo. Para limitar el calentamiento global a 1,5ºC por encima de los niveles preindustriales, los analistas estiman que los países ricos deberían cerrar sus centrales de carbón para 2030, y que el resto del mundo lo haga en 2050. Un derroche de carbón hará que sea más difícil para los países africanos mantener su parte del trato.
Los precios de la eólica y la solar en África son competitivos (y en algunos lugares mucho más baratos) que el precio del carbón. Además, las afirmaciones de países como Kenia de que se necesita carbón para dar electricidad a la industria básica no son convincentes. Ninguna central de carbón funciona todo el tiempo (solo hay que preguntar a Sudáfrica). Tener tanta energía proveniente de la central en Lamu generaría preocupaciones sobre la seguridad energética en Kenia. Con más de la mitad de su capacidad instalada proveniente de la energía hidroeléctrica y geotérmica, ya está en una posición privilegiada para lidiar con problemas de intermitencia.
https://elperiodicodelaenergia.com/kenia-esta-aprovechando-la-energia-geotermica-para-electrificar-el-pais/
Como suponen que la demanda de electricidad crecerá un 15% al año, Kenia quiere aumentar su capacidad máxima a 22 GW para 2030. Eso sería un error costoso, dice Hidpal Jabbal, ex presidente de la Comisión de Regulación de Energía de Kenia. La capacidad de 2,7 GW ya está muy por delante de la demanda, que en su pico diario es de solo 1,9 GW. El exceso de capacidad es un problema creciente en África.
"En los próximos cuatro años, Etiopía, Kenia, Tanzania, Uganda y Ruanda podrían encontrarse en la difícil situación financiera de tener demasiada electricidad", advierte Power Africa, una institución que funciona con fondos del gobierno estadounidense. Construir centrales de carbón, como lo quieren hacer Tanzania y Kenia, aumentaría los costes para los consumidores y generaría electricidad inútil.
Botswana está construyendo centrales de carbón con la intención de vender electricidad a Sudáfrica. Pero los críticos señalan que Eskom, la compañía eléctrica estatal de Sudáfrica, es en efecto insolvente. Otros países están apostando por importar carbón para disparar sus nuevas centrales. "Si no se tiene recursos autóctonos de carbón, tiene enormes implicaciones para su balanza de pagos", dice Eric Wanless, del Instituto Rocky Mountain, un equipo de investigación de energía limpia en Estados Unidos.
En cambio, los estados africanos deberían mejorar la transmisión y distribución, dice Wanless. Los cortes de energía a menudo se deben al mantenimiento inadecuado de la infraestructura en lugar de un suministro insuficiente. Algunos países proponen conectar clientes rurales pobres a la red, pero esto es costoso. Dada la poca energía que consumen, podría ser más sensato encontrar soluciones fuera de la red. Los paneles solares, por ejemplo, ayudan a los pobres a satisfacer la mayoría de sus necesidades. En lugar de traer energía de plantas de energía lejanas, los sistemas de generación distribuida proporcionarían a las aldeas remotas energía barata, flexible y renovable.
Algunos estados africanos están reconsiderando el carbón. Cincuenta de las 82 centrales eléctricas de carbón planificadas en el África subsahariana (exceptuando Sudáfrica) han sido archivadas, dice Global Energy Monitor. El motivo varía. Kenia tiene que responder a las exigencias de la población para hacer un mayor uso de sus recursos geotérmicos, de los cuales solo una fracción ha sido aprovechada. La energía geotérmica es más barata que el carbón y tan segura.
El carbón permitió a los países occidentales que se industrializaran, pero África estaría mejor abrazando el tecnológico siglo XXI.
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