Las variaciones imprevistas encontradas en las operaciones de dos proyectos noruegos de gas que almacenan dióxido de carbono (CO2) bajo el lecho marino ponen en entredicho la viabilidad a largo plazo de la captura y almacenamiento de carbono (CAC), según un nuevo informe del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA).****
Grant Hauber, asesor estratégico de Finanzas Energéticas del IEEFA y autor del informe, afirma que los yacimientos submarinos de Sleipner y Snøhvit pueden haber sido citados mundialmente como ejemplos de éxito de cómo almacenar el CO2 subproducto de la producción de gas; sin embargo, debido a la imprevisibilidad de las condiciones del subsuelo, ambos no pueden utilizarse como modelos definitivos para el futuro de la CAC.
Incluso con los datos, la ciencia y la supervisión más avanzados, pueden surgir incógnitas sobre el subsuelo en cualquier momento. Las conclusiones plantean graves implicaciones para los numerosos proyectos de CAC previstos en todo el mundo, por lo que los operadores de los yacimientos y los gobiernos que los regulan deben prever lo inesperado, elaborar planes de contingencia detallados y garantizar la disponibilidad de fondos para hacer frente a los riesgos materializados.
"Cada emplazamiento de proyecto tiene una geología única", afirma. "Las condiciones del subsuelo que existen en un punto determinado de la Tierra son específicas de ese lugar; aun así, cualquier información obtenida sobre ese lugar es sólo una instantánea en el tiempo. La Tierra se mueve y los estratos pueden cambiar".
Fuertes inversiones
Las condiciones de almacenamiento en Snøhvit empezaron a desviarse drásticamente de los planes de diseño sólo unos 18 meses después de las inyecciones de CO2, lo que hizo necesarias grandes intervenciones e inversiones. En el caso de Sleipner, el CO2 se desplazó a una zona no identificada previamente por los ingenieros a pesar del amplio estudio de la geología del subsuelo.
"Aunque el sector del petróleo y el gas está acostumbrado a lidiar con la incertidumbre en la exploración y la producción, los riesgos se multiplican cuando se trata de colocar algo como el CO2 en el subsuelo", afirma Hauber.
En todo el mundo se están estudiando más de 200 propuestas de CAC y de captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS). Sus defensores han puesto a Sleipner y Snøhvit como prueba de que el almacenamiento de CO2 a gran escala en alta mar es un medio viable para ayudar a cumplir los mandatos de emisiones netas de carbono cero.
Hauber señala que los proyectos de CAC propuestos pretenden depositar CO2 en el subsuelo a tasas 10 veces superiores a las de Sleipner y Snøhvit. Como indica su informe, no hay forma de que las dos centrales noruegas puedan servir de referencia para proyectos de esa envergadura.
En lugar de servir de modelo para la CAC, los dos yacimientos suscitan dudas sobre la viabilidad técnica y financiera del concepto a largo plazo. "Sus desviaciones de rendimiento en el subsuelo arrojan dudas sobre si el mundo tiene la suficiente destreza técnica, la solidez de la supervisión reguladora y el compromiso inquebrantable durante varias décadas del capital y los recursos necesarios para mantener el CO2 secuestrado bajo el mar, como se pretendía, de forma permanente".
La complejidad de la Tierra pone en jaque las ambiciones de almacenamiento
Este nuevo informe se centra en la geología del subsuelo. Sleipner y Snøhvit, gestionados por la empresa energética estatal noruega Equinor, se han beneficiado de algunos de los métodos de evaluación del subsuelo más avanzados que existen, señala Hauber.
"Los dos yacimientos figuran entre los pedazos de tierra más minuciosamente estudiados del planeta. A pesar de la gran cantidad de información de que disponían, los científicos no podían predecir los desafíos geológicos. Incluso los expertos admiten que nunca saben con certeza cómo reaccionará el CO2 con el subsuelo hasta que empiezan las inyecciones".
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