Más de la mitad de las empresas alemanas afirman que la transición energética tiene efectos negativos sobre su competitividad, según se desprende de la encuesta del barómetro de la transición energética realizada por la Cámara Alemana de Comercio e Industria (DIHK). "La preocupación por la propia competitividad nunca ha sido tan grande", afirmó el director general adjunto de la DIHK, Achim Dercks, en la presentación de los resultados de la encuesta.
"Aunque las empresas solían ver oportunidades en la transición energética, ahora se ven superadas por los riesgos en la evaluación de toda la economía. Gran parte de nuestra economía está preocupada por la falta de suministro energético a medio y largo plazo". La DIHK afirmó que la crisis energética está pasando factura a la industria alemana y dificultando a muchas empresas la aplicación de medidas de protección del clima.
El abandono progresivo de la energía nuclear, la generación de electricidad a partir de carbón y gas y el aumento de las tarifas de la red eléctrica han supuesto una carga a largo plazo para Alemania como emplazamiento empresarial, mientras que el desarrollo de nuevas ofertas en energías renovables e hidrógeno avanza con demasiada lentitud, señala la DIHK.
En la encuesta realizada a más de 3.500 empresas de todos los sectores y regiones de Alemania, el 52% de las empresas afirmó que la transición energética tendría un impacto negativo o muy negativo en sus propios negocios, mientras que sólo el 13% dijo que sería positivo o muy positivo.
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