El Gobierno italiano ha anunciado que reducirá la subvención pública asignada para la fábrica de Automotive Cells Company (ACC), cuyos accionistas --entre otros-- son las automovilísticas Stellantis y Mercedes-Benz, ante la negativa de la empresa a ofrecer un calendario concreto para el desarrollo de la planta.
Tras varios retrasos derivados de la ralentización de la demanda de vehículos eléctricos en Europa, ACC ha interrumpido los trabajos de producción en la planta de Termoli, en la costa oriental de Italia, tras paralizar también la construcción de la fábrica en Kaiserslautern, al suroeste de Alemania.
En un primer momento, la compañía anunció una inversión de hasta 7.000 millones de euros en tres plantas en Europa, aunque ahora ha congelado sus operaciones a la espera de dilucidar el futuro del sector automovilístico en Europa.
Crisis con Stellantis
Este movimiento del Ejecutivo de Roma se produce apenas unos días después de que Stellantis anunciará la paralización de la producción del modelo eléctrico del Fiat 500 durante cuatro semanas --en un principio, hasta el próximo 11 de octubre-- debido a la baja demanda por parte de los clientes.
Según los sindicatos, en la fábrica del grupo en Turín se han producido 18.500 coches desde principios de año, frente a los 52.000 del mismo período de 2023, lo que supone un descenso del 83%. A este ritmo, 2024 podría cerrar con una producción cercana a las 20.000 unidades, meta que queda lejos de los 200.000 vehículos necesarios para mantener viva la planta.
Entretanto, Meloni admitió en julio estar valorando la posibilidad de expropiar a Stellantis los derechos de explotación de dos marcas de coches históricas del país transalpino, Autobianchi e Innocenti, para ofrecérselos gratuitamente a un fabricante de origen chino como BYD, Chery, Dongfeng o Great Wall Motors, con el objetivo de que se comprometan a revitalizar sus vehículos.
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