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La Real Academia de la Lengua Española define la palabra miedo con dos acepciones.

  1. m. Angustia por un riesgo o daño real o imaginario.

  2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

Pues esto es lo que lleva instalado en la administración desde hace muchos años a la hora de regular el sector eléctrico. Si no, no se entiende el despropósito legislativo de las últimas décadas.

Sin rumbo fijo es muy complicado crear una regulación ad hoc a los tiempos que corren. Dicen los expertos jurídicos que cuanto menos regulación, mejor. Se refieren a que cuantas menos leyes haya todo será más sencillo y todo el mundo tendrá las cosas más claras.

Desde que el Gobierno de Felipe González declaró la moratoria nuclear (por poner un inicio), el sector eléctrico ha sido un continuo disparate de leyes, reales decretos, órdenes ministeriales, reglamentos y resoluciones. Cientos por no decir miles de textos, unos que suplen a otros, soluciones de escaso calado, que han creado una maraña difícil de explicar.

Hay un dicho dentro del sector que reza así aproximadamente: "si alguna vez te explican el funcionamiento del mercado eléctrico y lo entiendes, entonces es que te lo han explicado mal" . Con esta frase se resume todo. Conocer a la perfección o en profundidad el funcionamiento del sector eléctrico está al alcance de muy pocos en este país. Ya no digamos del ciudadano de a pie, que es incapaz de entender la factura eléctrica, o diferenciar entre término de potencia o de energía.

Ni nosotros en El Periódico de la Energía. No se fíen de los que se denominan gurús de la energía. Pueden llevarse un chasco. Es muy complicado. Todo el mundo lo sabe. Pero por qué se ha hecho tan complicado. Pregunten a los distintos gobiernos del PSOE y del PP. Solo ellos tienen la respuesta.

Bueno, también conocemos su trabajo. Cambiar todo lo que ha hecho el otro. Algo parecido a lo que sucede con la Educación en España. No me gusta esto, lo cambio. Y así continuamente. Leyes y más leyes. Y al final paga el pato el de siempre, el consumidor.

Decía el exministro Sebastián que había de todo dentro de la tarifa eléctrica. Que se pagaba a través de ella de todo. Es así. Ni se sabe realmente lo que hay detrás. Ni el Gobierno lo sabe. Imagínense lo peor.

La no planificación conlleva todo esto. Sobrecapacidad instalada que pagan los consumidores, inversiones en infraestructuras que tampoco hacen falta, ayudas a todo lo que genera electricidad, y si no la tienen, no se preocupe que la tendrán. En definitiva, un caos a cargo del consumidor.

Vamos a poner un ejemplo con la última reforma eléctrica que aprobó el Gobierno en 2013. Estamos en 2017, en enero, y hasta hoy hemos sufrido dos subidones del precio de la electricidad sin parangón. En uno de ellos se vio el Gobierno obligado a intervenir el mercado. Y fue el PP, el adalid de los mercados. El otro lo acabamos de sufrir. Ya hemos contado todo lo de este año. Un despropósito total.

Cada normativa de la reforma ha sido recurrida por las compañías y asociaciones del sector. Y casi todos los recursos se han ganado, a excepción de los de las renovables. Ha habido varias refacturaciones, se han calculado mal las cuentas del sistema eléctrico (El último ejemplo lo tienen ahora con los purines que nos devuelven al déficit de tarifa eléctrica, ese al que no se podía volver), se han perdido recursos sobre el bono social, sobre el Fondo de Eficiencia Energética, los márgenes del PVPC. Ahora solo le queda al Gobierno perder las demandas internacionales por el hachazo a las renovables. Sería la gota que colmase el vaso ya que la reforma de Soria y Nadal sería un rotundo fracaso.

Da la sensación de que regular el sector eléctrico es muy complicado. No lo niego, debe serlo.Y mucho. Nunca llueve al gusto de todos. Si no se queja uno, se queja el otro. "Es que a éste le has dado más dinero que a mí". Y así constantemente. Son muchos los intereses creados, pero todos por culpa de la administración. El que hay de lo mío es un clásico en el Ministerio de Energía. Tanto dar durante tanto tiempo acarrea esto. Y claro cuando vienen mal dadas, sucede lo que sucede. Que vienen recortes. Y todos a llorar.

Llevo varios meses oyendo a los principales responsables de energía de los cuatro grandes partidos. Y todos coinciden en una cosa. Que hay que pactar. ¡Pues háganlo! Siéntense de una vez. ¿A qué esperan para formar la gran Mesa de la Energía? Déjense ya de paripés. De querer apuntarse el tanto. De llamar al dios de la lluvia. De hacer demagogia con la nacionalización de las eléctricas, de proponer y proponer y no hacer nada.

El último caso lo tenemos en la portada de hoy de esta humilde web. Los que se habían unido para paliar la pobreza energética, PP y PSOE, no han movido un dedo todavía. Ha pasado más de un mes desde la foto de Nadal y Hernando. ¿Se acuerdan? Lo dicen ellos. No me lo invento. ¿Estamos de broma? ¿Para qué se les paga, señores diputados?

Seguimos inmersos en la política de tapar el agujerito cuando viene un problema, pero no se arregla así la enfermedad. Ya es hora de afrontar las cosas. Hay que perder el miedo. Y sobre todo, ganar conocimientos para poder dar soluciones a los ciudadanos. ¿No se jartan de decir que van a hacer todo lo posible por hacer bajar el precio de la luz? Pues muévanse. Que llevamos muchos años esperando, y uno, que gracias a Dios no tiene problemas (cruzo los dedos), empieza a estar cansado de tanto teatro y postureo.

Acción, señores diputados. Solo les pedimos eso. Muévanse. Pierdan el miedo a regular. Sean valientes, pero con cabeza. Hablen con el sector. Con todos. Nadie muerde. Siéntense. Hablen. Negocien. Incluso me atrevería a decir, consulten al pueblo sobre qué hacer con la energía, con lo que mueve a un país entero. ¿Qué queremos ser? ¿A dónde queremos llegar? El cortoplacismo ya sabemos lo que nos trae. Soplan vientos de cambio. Los demanda la sociedad, pero algunos o se hacen los sordos, o prefieren estar en el sillón cómodo. Qué pena. Maldito miedo.

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Un comentario

  • Dabama

    Dabama

    01/02/2017

    Cuanta razón tiene el artículo. Y nos desayunamos cada día con un último enchufado (el de ayer con leves conocimientos de jardinería) o con que el presidente dice que el sistema eléctrico está auditado. Como apunta Ramón, la ciudadanía reclama cambios; el fuerte crecimiento de cooperativas eléctricas es consecuencia de que los representantes políticos no están a la altura.

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