El multimillonario proyecto para exportar a través de un puerto sobre el Atlántico gas natural licuado (GNL) proveniente de la colosal formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta ha desatado una fuerte competencia entre dos provincias, una de ellas cuestionada por el presidente argentino, Javier Milei.
Las provincias de Buenos Aires (centro-este) y de Río Negro (sur) se disputan la elección para albergar la planta y el puerto desde donde saldrán los embarques de GNL, un proyecto que demandará una inversión de entre 30.000 y 50.000 millones de dólares.
La petrolera YPF, controlada por el Estado argentino y la mayor productora de hidrocarburos del país, y la malaya Petronas firmaron en septiembre de 2022 un acuerdo para desarrollar este proyecto, que incluye la extracción de gas natural de Vaca Muerta -en el suroeste argentino, la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional-, la construcción de un gasoducto desde allí hasta el Atlántico y de una planta de licuefacción, la comercialización del GNL y la logística internacional.
Debido a la envergadura del denominado proyecto 'Argentina LNG', el presidente y director ejecutivo de YPF, Horacio Marín, busca sumar a otras grandes petroleras que operan en el país.
El GNL en Argentina
El plan inicial colocaba a Bahía Blanca, en la provincia de Buenos Aires (a unos 600 kilómetros de Vaca Muerta), como cabecera de la planta de licuefacción y del puerto de exportación, pero ahora hay un nuevo candidato: Punta Colorada, en Río Negro (también a unos 600 kilómetros de Vaca Muerta).
Para sumar puntos, el Gobierno de Río Negro acaba de adherir al nuevo régimen de incentivos a las grandes inversiones (RIGI), aprobado recientemente por el Parlamento argentino por impulso del Gobierno de Milei. Sindicatos y empresas locales también comprometieron su respaldo si la elegida es Punta Colorada.
"Es hora de que la Patagonia pueda exportar por sus mares lo que con tanto esfuerzo produce", manifestó el viernes pasado el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck.
Buenos Aires, gobernada por el kirchnerista Axel Kicillof, uno de los principales opositores al Gobierno de Milei, no adhirió al RIGI, pero la irrupción de Río Negro como competidor le obligó a declarar el proyecto "de interés provincial" y a impulsar en los últimos días una ley para crear un régimen provincial de fomento de inversiones estratégicas, como la del GNL.
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