El acuerdo, cerrado hace una semana en la comisión de Finanzas, establece que el fondo público más grande del mundo, con un valor de unos 7 billones de coronas noruegas (800.000 millones de euros), tendrá que vender sus acciones en empresas que basen al menos el 30 % de su actividad en el carbón.
Varios representantes de los partidos políticos con representación en el parlamento coincidieron en sus intervenciones de que se trataba de un "día histórico", un calificativo empleado también por las principales ONGs noruegas.
El Ministerio de Finanzas trasladará ahora las nuevas directrices al Norges Bank Investment Management (NBIM), que se ocupa de la gestión operativa del fondo, para que revise su cartera de inversiones y las aplique el próximo año.
Un informe elaborado por tres ONGs noruegas, entre ellas Greenpeace, calcula que la medida afectará a un paquete de acciones distribuido en 122 compañías con un valor conjunto de unos 7.700 millones de euros.
Entre las afectadas figuran la española Endesa, las chilenas AES Gener y E.CL, la brasileña Eneva, la australiana AGL Energy, la china Huaneng Power International, las alemanas RWE y E.ON, la italiana Enel, la portuguesa EDP, la sueca Vattenfall, la estadounidense Duke Energy y la británica SSE.
Pero quedarán exentos algunos de los principales exportadores mundiales de carbón, como las multinacionales Glencore o Anglo American, porque sus ingresos procedentes de ese mineral no alcanzan el 30 por ciento de su facturación total.
Las autoridades noruegas ya han obligado con anterioridad a cambiar la cartera de inversiones del fondo, que ha abandonado, entre otras, las empresas tabaqueras.
El Fondo de Pensiones del Estado se compone en realidad de dos: uno que invierte los ingresos directos del petróleo y el gas en el extranjero, y otro de tamaño mucho más reducido que financia la seguridad social noruega.
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