El grupo austríaco OMV, consorcio petrolero y gasístico líder en Europa central, ha advertido este jueves de que puede tener un "masivo" impacto negativo el impuesto a las energéticas propuesto por Bruselas para ayudar a paliar la crisis en el sector.
El presidente de OMV, Alfred Stern, ha dicho no entender el periodo comparativo que se utilizará para determinar el recorte del "exceso de beneficios", ya que el sector sufrió una fuerte crisis durante los primeros meses de la pandemia de la covid.
En una reunión con periodistas en Viena, Stern ha recordado que las empresas petroleras y gasísticas tuvieron que afrontar una enorme caída de los precios.
El impuesto a las energéticas
Según ha afirmado, en 2020 el valor del "oro negro" se desplomó a menos de 25 dólares/barril, y el del gas quedó por debajo de los 10 dólares por megavatio/hora, debido a las amplias restricciones de la movilidad impuestas para frenar la expansión de la covid-19.
"Durante este período, ha habido muchas empresas de petróleo y gas que han tenido dificultades masivas", ha destacado Stern, citado por la agencia austríaca APA.
Además, en el caso concreto de la empresa que dirige ha resaltado los costes adicionales que le supuso la "decisión política" de paralizar el proyecto del gasoducto Nord Stream 2, destinado a duplicar el gas ruso exportado a Alemania por el Mar Báltico.
Terminada de construir el año pasado, la tubería no se ha puesto en funcionamiento porque Berlín decidió bloquearla en represalia a la invasión rusa de Ucrania.
Según Stern, OMV, que cofinanciaba el gasoducto -junto a Shell, Engie, Uniper, Wintershall y Gazprom (esta última participaba con un 50 %- tuvo que hacer un ajuste a la baja de mil millones de euros en sus cuentas cuando el proyecto quedó muerto justo poco antes de la fecha en la que se esperaba empezara a funcionar.
A ello se añade que el consorcio austríaco no puede sacar de Rusia los dividendos del yacimiento de gas natural Yuzhno Russkoye, situado en Siberia y donde tiene una participación del 24,99 %, debido a un decreto del Kremlin que prohíbe pagarlos a las empresas de países considerados "hostiles".
"Hemos recibido un dividendo de 200 millones de euros de media en los últimos cinco años. Supongo que este año habrá sido significativamente mayor", ha comentado el presidente de OMV.
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